#los violentos años veinte
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sesiondemadrugada · 2 years ago
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The Roaring Twenties (Raoul Walsh, 1939).
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gatutor · 6 months ago
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James Cagney-Priscilla Lane "Los violentos años veinte" (The roaring twenties) 1939, de Raoul Walsh.
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gregor-samsung · 1 month ago
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" Lo mismo que yo pensé en su día, aunque por otras motivaciones, es también lo que llevó a miles de seguidores de QAnon a participar en la intentona golpista del 6 de enero de 2021, asaltando el Capitolio de Estados Unidos. Las cuentas en redes sociales como Telegram y WhatsApp controladas por este grupo llevaban dos meses acusando al Estado profundo de haber adulterado los resultados de las elecciones presidenciales. En estos foros se daba como justo ganador a su oráculo, Donald Trump, y se acusaba a las élites de haber fabricado millones de votos falsos para entregar la presidencia al candidato demócrata, Joe Biden. Aunque QAnon solo era una pequeña parte del enorme movimiento liderado por el todavía presidente para no reconocer su derrota, sus simpatizantes fueron unos de los discrepantes más activos y también más violentos.
La frase «Asaltar el Capitolio» se mencionó más de cien mil veces en estos foros durante los días previos al ataque. En la red social Gab, en la que ha encontrado refugio la ultraderecha mundial, los seguidores del grupo conspiranoico intercambiaron información sobre las medidas de seguridad del edificio, montaron colectas para alquilar autobuses en los que desplazarse a Washington y detallaron parte del armamento que pensaban transportar hasta allí. «En directo por televisión le meteré una bala en la cabeza a Nancy Pelosi», publicó Cleveland Meredith Jr. Se trata de un simpatizante de QAnon que afortunadamente llegó tarde al asalto porque se averió el coche en el que viajaba con numerosas armas y 2.500 cartuchos de munición. Decenas de camaradas suyos sí lograron penetrar en el templo de la democracia estadounidense. De la mayoría de ellos no conocemos sus nombres, pero los vimos con camisetas, gorras o banderas con la Q estampada, recorriendo los pasillos del Capitolio a la caza de congresistas demócratas o «republicanos traidores». Otros protagonizaron las imágenes más icónicas de ese histórico día. Jacob Anthony Chansley, alias Jake Angeli, subió a la tribuna del Congreso con la cara pintada, el pecho descubierto, un gorro de piel y unos cuernos. Ashli Babbitt, veterana de las guerras de Irak y Afganistán, recibió delante de las cámaras un balazo que acabó con su vida. Rosanne Boyland pereció aplastada por la multitud con la que había entrado en el complejo del Capitolio. Ninguno de los tres estaba loco. Tampoco lo estaban los otros seguidores de QAnon que trataron de localizar a Pelosi o al vicepresidente Pence para ahorcarlos. Creían que estaban salvando a su país de las garras de un poder pedófilo y satanista que pretendía mantener sometidos a los estadounidenses. Resulta evidente que QAnon es una organización muy vinculada a la burbuja en la que tanto tiempo estuve sumergido, la ultraderecha. Si de algo me he dado cuenta durante el proceso de desconexión de este mundo es que hay demasiadas burbujas que, además de compartir esquemas, acaban confluyendo en el mismo punto. Son muchos los terraplanistas que compran las teorías de QAnon. Unos y otros se apuntan a su vez a la negación del cambio climático. Y todas han desempeñado un importante papel, junto a la burbuja ultraderechista, en la campaña de negación de la pandemia de covid-19. La teoría de la «plandemia» es más de lo mismo. Un gran poder, por supuesto de izquierdas, que se inventa una enfermedad para imponer sus oscuros intereses. Un compendio de patrones idénticos a los descritos en relación con el resto de las burbujas. Una serie de creencias absurdas para quienes lo vemos desde fuera. Una evidente realidad y una oportunidad de ganar nuevos adeptos para quienes están dentro. "
David Saavedra, Memorias de un exnazi: Veinte años en la extrema derecha española, Ediciones B, 2021 [Libro elettronico]
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chilefuerte · 1 year ago
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Falta De Inclusión en el fútbol
Mi compañero Will y yo exploramos la inclusión de los deportes en los países latinoamericanos. La inclusión en los deportes se refiere a los esfuerzos para asegurarse de que todos tengan las mismas oportunidades para participar  La historia del deporte latinoamericano representa la desigualdad y la falta de inclusión para muchas personas. Por ejemplo, en el siglo veinte las mujeres en América Latina y en todo el mundo no tuvieron las mismas oportunidades para practicar deportes. El Gobierno de Brasil anunció una ley en 1941 que prohibía a las mujeres jugar fútbol organizado. Esta ley prohibió a las mujeres jugar fútbol durante casi 4 años. El presidente de Brasil creía que el fútbol era violento y por eso prohibía el deporte para las mujeres. Esta situación representa falta de inclusión en el fútbol en el siglo veinte. Las mujeres en Brasil no tuvieron la oportunidad de jugar al fútbol de cualquier manera.
La falta de representación de las mujeres en el deporte representa un problema mayor del siglo veinte. La historia del deporte femenino representa la historia del género en la sociedad latinoamericana. Los hombres esperaban que las mujeres siguieran los roles de género tradicionales.
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En países donde jugar al fútbol no era ilegal, las mujeres dijeron que no tenían el físico equivocado para el fútbol. Las mujeres fueron excluidas del fútbol debido a su creciente importancia para la identidad nacional. Muchas personas argumentan que el fútbol de las mujeres no tenían una gran historia y no muchas mujeres quieren jugar el fútbol. Estos creencias son falsos y describen la opinión negativa sobre deportes femeninos. En Argentina, Chile, y Ecuador los equipos de fútbol de las mujeres fueron creados al mismo tiempo con los equipos de los hombres. 
La creencia que las mujeres son peores que los hombres y debido a esto los deportes de las mujeres tiene menos espectadores representa el sexismo que se enfrenta la mujer en el siglo veinte y ahora también. Esta creencia se utilizó para alejar a las mujeres de los deportes y llevarlas a sus roles de género tradicionales. La audiencia que las mujeres tuvieron durante el siglo veinte apoya la idea que esta creencia fue falsa. El promedio de la asistencia en La Copa Mundial del año 1971 en México fue aproximadamente 25000 personas. La final de La Copa Mundial fue jugado en el Estadio Azteca, uno de los estadios más grandes del mundo. Había más de 100000 seguidores. Esta estadística representa cómo algunos países latinoamericanos adoptaron el fútbol femenino, pero la mayoría de los países latinoamericanos pensaban mal de las mujeres que jugaban.  
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Esta publicación de blog habla sobre la falta de inclusión de las mujeres en América Latina a explorar un deporte popular latinoamericano, el fútbol en el siglo veinte. Este tema es muy importante porque representa las creencias sexistas y tradicionales de desigualdad. En el futuro, el blog mencionará el estado de inclusión de los deportes ahora y comparará y contrastará los diferentes períodos de tiempo.
--- Neeladri Nandi
Fuentes:
https://href.li/?https://www.americasquarterly.org/article/a-century-later-latin-americas-futboleras-are-still-fighting-for-recognition/
https://sites.duke.edu/wcwp/2014/12/08/marimachos-on-womens-football-in-latin-america/
https://href.li/?https://www.fifa.com/fifaplus/en/tournaments/womens/womensworldcup/australia-new-zealand2023/articles/argentina-five-players-to-watch-womens-world-cup-2023
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barcofantasma · 2 years ago
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Pichulanco y Tulahuén
Juan Pichulanco y Vespertino Tulahuén querían recuperar sus tierras ancestrales de las manos huincas a las que sus padres las habían vendido el mes pasado, y quienes unos años antes las habían recibido gratis del Estado. El imperialismo nunca había sido tan desalmado como ahora, ni tan violento, ni tan mentiroso. Podían matar con impunidad, quemar con impunidad, robar con impunidad, es cierto, pero ¿qué hay de la percepción pública? Sin duda que no se hacía todo lo posible por proteger su imagen frente a la ciudadanía. El acceso gratuito a las universidades que les brindaba el Estado opresor a costa de los demonios blancos no era más que un intento tardío e inútil de recompensar su histórica angustia y desposeimiento; una búsqueda por reparar el daño hecho que de nada podía servir. ¿Cuántos terrenos a precio inflado habían recibido sus familias de parte del Estado chileno en los últimos veinte años? Siete u ocho, nada más. No lo suficiente para subsistir, al menos no para hacerlo del modo que les correspondía: es decir, ancestralmente.
El gobierno mostraba su debilidad; la hora se aproximaba en que verían arder al miserable país que los había maltratado y humillado durante tantos años. Las becas de estudio que les habían regalado eran una ofensa mayor a lo ancestralmente aceptable; estudiar para trabajar como el resto de la gente se salía de toda lógica y se alejaba del sentir del pueblo machupeche. Los bonos pagados con el sudor y la sangre huinca eran desconcertantes; desconcertantemente insuficientes. Otra burla, otra indignidad, otra nueva atrocidad cometida contra el pueblo entero y contra la ancestralidad individual de los machupeches del sector del río Pillo-Pillo. Finalmente, la gota que había rebalsado el vaso había sido la más sencilla pero al mismo tiempo la más hiriente, la que más los había afectado en su honra, en su calidad de hombres indígenas y como miembros de una comunidad ancestralmente ancestral. Así es, pues la comida que recibían a diario gracias al cheque restaurant que les brindaba la municipalidad no era pertinente culturalmente. No lo era tampoco la sopita de espárragos de entrada, ni el pan con mermelada de frutilla, ni el jugo de naranja, ni la ensalada de apio, ni el postre de compota de manzana. Estaba claro que la opresión en su contra era enorme. Los chilenos buscaban acabar con sus tradiciones y su cultura. Incluso la ancestral, cuya historia podía trazarse dos generaciones hacia atrás. Algunas veces hasta tres.
El camino que se abría frente a ellos era claro y bien iluminado. Era un camino marcado con fuego. Fuego purificador y energizante; fuego vengador que traería el merecido castigo a los huincas de la zona para ajusticiar sus culpas históricas. Fuego alimentado por una creciente rabia que no dejaba de crecer semana tras semana por las muchas razones que los dirigentes les comunicaban en aquellas reuniones que realizaban en las salas de distintos hoteles. Los dirigentes no andaban con rodeos; no perdían el tiempo en explicar detalles ni razones innecesarias. De hecho, no explicaban detalle alguno más que la necesidad imperiosa de recuperar sus tierras por cualquier método posible, acabando así de una vez por todas con el imperialismo blanco español que los había despojado de su riqueza y había envenenado su cultura ancestral. De las sentidas exhortaciones a la venganza se pasaba rápidamente al cocktail que ofrecían amablemente unas señoritas de la municipalidad y luego, dejando claro que debían continuar la lucha hasta el fin de semana largo que se aproximaba, los señores dirigentes subían a sus camionetas Ford último modelo y se marchaban a toda velocidad por caminos interiores para no ser rastreados.
El mensaje era claro: luchar como solo ellos eran capaces de hacerlo. Desde las sombras y en silencio, atacando a inocentes, quemando predios solitarios, aterrorizando a señoras jubiladas y a los desprotegidos. Los riesgos eran inmensos; algunas veces los moradores estaban armados, otras veces los bidones de bencina que les llegaban de Santiago eran muchos y el incendio se les salía de control, también podía ocurrir que un perro guardián les mordiera el poncho, o en el peor de los casos el gobernador no los protegía como se suponía que los protegería y terminaban en juicios ridículos que, a pesar de estar arreglados a su favor, se extendían durante toda la mañana, lo que les impedía cobrar el bono de desayuno.
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angelariasdominguez · 23 hours ago
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§ 3.687. Trauma (Dario Argento, 1993)
LUNES, 10 DE FEBRERO DE 2025
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Segundo Argento, más actual, menos onírico y más thriller que la primera que vi. 
La presentación de los personajes es algo confusa. Demasiadas cosas a la vez. Las personas son poliédricas, pero en el cine lo razonable es simplificar para poder seguir bien las tramas y la evolución de los personajes. El director decide que no sea así. 
Cuesta entrar en la trama, saber de qué va la historia. 
El color se ve perfectamente, y el sonido es bueno. Claramente es un "giallo", aunque con motivos post-modernos, los propios del tiempo en el que se rodó. Siempre he entendido ese género como propio de los años 70 y principios de los 80. Un cine circunscrito a un tiempo concreto. Como nuestro cine quinqui o fantaterror, dos géneros muy característicos de nuestro cine, pero circunscritos a un momento concreto. Al día de hoy aunque se rueden películas sobre "mafiosillos" de barrio o sobre "terror" morboso no podrían encuadrarse en ese género. 
Algo parecido pasa con el "giallo". Un género italiano principalmente que mezcla elementos de terror sobrenatural y thriller policíaco. No tiene los elementos característicos de las cintas más violentas y carece de elementos folk o tradicionales. Hay asesinatos, incluso rudos y muy violentos, pero se carece del punto de violencia irracional que tienen otros géneros y de las homicidios con instrumentos agrícolas. 
Me ha gustado menos que la otra que vi hace días, El pájaro de las plumas de cristal de 1970, que sí me ha parecido más característica del género. En esta se diluye un tanto lo personal del género y se transita hacia un thriller más común. Pero no tiene altura ni profundidad. Además, la premisa de la que parte es totalmente inverosímil y el comportamiento de los que participan en los acontecimientos está fuera de toda lógica. 
Entretiene pero es un poco larga, innecesariamente larga. Le sobran veinte minutos.
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sefaradweb · 8 months ago
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🇪🇸 "Simplemente estoy regresando aquí después de 2 años de no estar en esta aplicación maldita para decir una cosa y solo una cosa. Dejé esta aplicación debido al antisemitismo desenfrenado y la deshumanización que presencié hace dos años. Mi última publicación fue sobre la muerte de Sarah Halimi z’l, de la cual todos ustedes guardaron silencio. Hoy, seis meses después del ataque más violento y mortal contra judíos desde la Shoah, regreso para ver cómo el antisemitismo virulento y repugnante que me alejó de aquí es aún peor de lo que era antes. Estuve en Tumblr, con varias cuentas, durante más de una década. Nunca fue tan malo, pero nuevamente, la deshumanización de los judíos se ha vuelto tan normalizada en los últimos cinco o seis años, así que no sé por qué me sorprendo.
Bueno, en realidad no me sorprendo. Pero estoy aquí porque quiero decirles que se los dije, pero es inútil. A ustedes no les importa. No les importa que la gente judía en sus propios países, y mucho menos en Israel (Dios no lo quiera, lollll), estén siendo abusados, atacados, acosados y deshumanizados a niveles previos a la Shoah. Preferirían que eso sucediera antes que mostrar matices, empatía por todos, o quedarse callados cuando no necesitan decir nada sobre un conflicto que está a millas y millas de distancia, tanto en distancia como en realidad. He perdido amigos, he perdido mi último año de educación, he perdido mi salud mental, todo porque cuando se trata de judíos, ninguna cantidad de repetición del mismo patrón estúpido y violento de deshumanización les enseñará a ustedes, no judíos (y sí, algunos de ustedes judíos también), la lección del antisemitismo y su naturaleza venenosa, conspirativa y peligrosa.
Sabemos que no les importa. Se ha hecho tan evidente, no solo ahora, sino en los últimos seis, siete, ocho años. Cuando el único antisemitismo del que les importaba era el de un libro de Harry Potter, o de los comentarios estúpidos de Trump, o en una película sobre un judío con una nariz postiza. Y aun entonces, la mayoría de ustedes no se preocupó, no nos dejaron a nosotros, los judíos, definir nuestra opresión, así que sabemos que no les importará lo suficiente como para darnos ese "privilegio" ahora.
Pero sé que, tal vez dentro de veinte o treinta años, mirarán fotos y quizás incluso libros de historia y recordarán lo que dijeron, hicieron y por lo que lucharon. Tal vez no. Tal vez aún estarán enfermos, envenenados por el antisemitismo e incapaces de sacudírselo. O tal vez no, y solo entonces se darán cuenta de que perpetuaron esta violencia, maldad, esta deshumanización de los judíos. Nos llamaron nazis, nos escupieron en la cara mientras rogábamos ser vistos, participaron en un antisemitismo violento comparable a la retórica de la era nazi. Y tal vez ENTONCES se sentirán mal. Pero entonces será demasiado tarde.
Para cualquier judío que se encuentre con esta publicación, no estás solo. Mis mensajes directos siempre están abiertos; no uso mucho esta aplicación, pero siempre estaré feliz de hablar. Am Israel Chai ❤️"
🇮🇱 "Nomás regresando aquí después de 2 anyos de no estar en esta aplikasyón maldita para dezir una kosa i nomás una kosa. Dejé esta aplikasyón por el antisemitismo desenfrenado i la deshumanizasyón ke vi haze dos anyos. Mi última publikasyón fue sobre la muerte de Sarah Halimi z’l, ke ustedes se kedaron en silensyo. Oi, seys meses después del atake más violento i mortal kontra los djudíos después de la Shoah, regreso para ver komo el antisemitismo virulento i disgustozo ke me empujó a irme está aún peor ke antes. Estuve en Tumblr, kon varias kuentas, por más de una década. Nunka fue tan mal, pero ahora la deshumanizasyón de los djudíos se ha hecho tan normalizada en los últimos sinko o seys anyos, ke no sé por ké me sorprendo.
Bueno, enrealidad no me sorprendo. Pero estoy aquí porke kero dezirles ke se los dije, pero no tiene kaso. A ustedes no les importa. No les importa ke la djente djudiá en sus proprios países, ke ni desimos en Yisrael (ke Dyo no permita, lollll), están siendo abusados, atakados, bullidos i deshumanizados a niveles antes de la Shoah. Preferirían ke eso pase antes de mostrar matises, empatiya por todos, o kedarse kalados kuando no necesitan dezir una sola kosa sobre un konflikto a millas i millas de distancia, tanto en distancia komo en realidad. Perdí amigos, perdí mi último anyo de edukasyón, perdí mi salud mental, todo porke kuando se trata de los djudíos, repetir el mismo patrón tonto i violento de deshumanizasyón no enseñará a ustedes no djudíos (i sí, inkluyendo unos de ustedes djudíos también), la leksión del antisemitismo i su naturaleza venenosa, konspirativa i peligrosa.
Sabemos ke no les importa. Se ha hecho tan evidente, no nomás ahora, pero también en los últimos seis, siete, ocho anyos. Kuando el único antisemitismo del ke les importava era en un libro de Harry Potter, o de los komentaryos tontísimos de Trump, o en una pelikula sobre un djudío kon una nariz postiza. I aun en ese kaso, la mayoría de ustedes no se importó, no nos dejaron a nosotros, los djudíos, definir nuestra opresión — así ke sabemos ke no les importará lo suficiente para darnos este "privilegio" ahora.
Pero sé ke tal vez, veinte o treinta anyos de akí, mirarán fotos i talvez hasta libros de istorya i se acordarán de lo ke dezían, de lo ke azían, i por ké kozaz lucharon. Tal vez no. Talvez aún estarán enfermos, envenenados por el antisemitismo i no podrán sacárselo. O talvez no, i nomás entonces se darán kuenta de ke ustedes perpertuaron esta violensya, mal, esta deshumanizasyón de los djudíos. Nos yamaron nazis, nos eskupieron en la kara mientras rogábamos ser vistos, se metieron en antisemitismo violento komparable a la retorika nazi. I talvez ENTONCES se sentirán mal. Pero para entonces ya será muy tarde.
Para kualker djudío ke vea este post, no estás solo. Mis DM siempre están abiertos — no uso mucho esta aplikasyón, pero siempre estaré felíz de hablar. Am Yisrael Jai ❤️"
just returning here after 2 years of not being on this cursed app to say one thing and one thing only. i LEFT this app because of rampant antisemitism and dehumanization that i witnessed two years ago. my last post was about the death of sarah halimi z’l, which you were all silent about. today, six months after the most violent and deadly attack on jews since the Shoah, i return to see how the virulent and disgusting antisemitism that pushed me away from here is even worse than it ever was. i was on tumblr, with various accounts, for more than a decade. it was NEVER this bad but then again, the dehumanization of jews has become so normalized in the last five or six years, so idk why i’m surprised.
well i’m not really surprised. but i’m here because i want to say i told you so, but it’s pointless. you all don’t care. you don’t care that jewish people in your own countries, let alone israel (god forbid lollll) are being abused, attacked, bullied and dehumanized at pre-Shoah levels. you would rather that happen than exhibit nuance, empathy for everyone, or stay silent when you don’t need to say a fucking thing about a conflict miles and miles away from you, in distance and in reality. i’ve lost friends, i’ve lost my last year of education, i lost my mental health, all because when it comes to jews, no amount of repeating the same stupid, violent pattern of dehumanization will teach you non-jews (and yes, some of you jews too) the lesson of antisemitism and its poisonous, conspiratorial and dangerous nature.
we know you don’t care. it’s been made so abundantly clear, not just now but in the last six, seven, eight years. when the only antisemitism you cared about was in a harry potter book, or in trump’s dumbass comments, or in a movie about a jew with a prosthetic nose. and even then most of you didn’t care, you didn’t let us jews define our oppression — so we know you don’t care enough to give us that “privilege” now.
but i know, maybe twenty or thirty years from now, you’ll look at pictures and maybe even history books and remember what you said, did, and fought for. maybe you won’t. maybe you’ll still be sick, poisoned by antisemitism and unable to shake it off. or maybe not, and only then will you realize that you perpetuated this violence, evil, this dehumanization of jews. you called us nazis, you spit at our faces while we begged to be seen, you engaged in violent antisemitism comparable to nazi-era rhetoric. and maybe THEN you’ll feel bad. but then it’ll be too late.
to any jew that comes across this post, you’re not alone. my DMs are always open — i don’t come on this app much but will always be happy to talk. am yisrael chai ❤️
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sayurime · 3 months ago
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Madre
Salir a a patrullar era algo que Aizawa ya no frecuentaba desde el nuevo periodo escolar, la clase 1 A necesitaba ser vigilada constantemente, lo que lo dejaba con muy poco tiempo para él.
Por eso aprovechaba las raras ocasiones en que podía escapar de sus deberes como maestro y podía vagar nuevamente por las calles.
Caminar entre callejones, deteniendo borrachos violentos y ladrones de cartera es un buen cambio de aires de las misiones más peligrosas en las que ha sido participe.
Curiosamente, el día de hoy se a encontrado muchos ladrones bien intencionados. Flores y chocolates han sido los objetos robados de sus reportes, no es como si los fuera a plasmar en un reporte, claro.
Hoy es el día de las madres, muchos locales tienen a la venta estos artículos, incluso los criminales de poca monta aman a sus madres.
Él no festeja este día, al menos ya no, su madre había fallecido hace algunos años, una diabetes diagnosticada muy tarde la consumió rápidamente.
Así que solo coloca flores y su comida favorita en su lapida, y el resto del día lo vive con normalidad.
Se encontraba en los tejados y azoteas de los edificios al anochecer, viajando con holgazanería después de descubrir que no habría muchas emociones en esta patrulla, aun así es agradable sentir el frio de la noche en su rostro, permitiéndole respirar y alejarlo del estrés de lidiar con 20 adolescentes.
Llegó a los suburbios de la ciudad, una zona residencial con casas que valen tres años de su sueldo, y aun quedaría debiendo. No suele entrar en estas zonas, no es su estilo, pero la panadería que se encuentra a dos cuadras vende unas magdalenas que Hizashi ama con locura.
El cielo comenzaba a oscurecer, las farolas de las zonas residenciales comenzaban a cobrar vida, debe admitir que es una vista agradable, hay momentos en los que se pregunta como seria una vida domestica común y corriente, pero el pensamiento se aleja tan pronto como llega, su vida domestica es perfecta tal y como esta ahora.
Decidiendo que fueron demasiadas divagaciones por el día, saltó de tejado en tejado con la intención de llegar a la calle principal y caminar como una persona normal, pero al llegar al penúltimo tejado se topo con la vista de un par de alas carmesí a dos tejados de distancia.
Hawks es un héroe del cual no siente ningún tipo de interés, no niega que el joven es sorprendente por sus logros a tan corta edad, pero fuera de eso no dedica ningún pensamiento hacia el héroe.
Sin embargo, el hecho de que al parecer Hawks no lo ha notado es un indicador de que algo anda mal con el chico. Aizawa no es chismoso ni le gusta inmiscuirse en los asuntos de los demás, pero por alguna razón no pudo moverse, esperando algo.
Hawks se encontraba encorvado sobre las puntas de sus pies, en una pose aviar muy común del joven, observando algo a la distancia, pero lo más destacado de todo esto es el ramo de flores que sostenía en una de sus manos.
Aizawa pudo identificar ese arreglo floral de una de las florerías del centro de la ciudad, uno de los más caros por lo que recuerda, esa misma mañana un hombre intento huir con uno de esos sin pagarlo.
Pasaron alrededor de diez minutos y el chico seguía en el mismo lugar, sin darse cuenta del hombre que lo vigilaba a la distancia. E n algún momento Hawks se llevo una mano a la boca, mordisqueando la punta de su dedo pulgar, sin apartar la vista del punto que estaba observando desde que llegó.
Casi han pasado veinte minutos y Aizawa no entiende por que no se ha ido, lo que sea que este esperando Hawks no es de su incumbencia, y aun así no encuentra en si mismo el dejar solo al chico, quizá sea el hecho de que Hawks no es mucho más grande que sus alumnos, el joven apenas rebasa la edad adulta, a sus ojos aun es un niño, lo cual esta mal, Hawks ha demostrado ser tan capaz como cualquier otro héroe experimentado, si no es que más.
Pero al verlo tan perdido en ese techo, sosteniendo un ramo de flores que no pueden ser para otra persona sino su madre...
Si, Aizawa no puede abandonarlo. A veces un apoyo invisible es bueno.
Un suspiro y el movimiento de plumas moviéndose lo alertaron, Hawks por fin se había puesto de pie, pero haciendo alarde de su titulo se fue tan rápidamente que Aizawa no tuvo tiempo de nada.
Saliendo de su escondite se movió en dirección al techo en el que anteriormente se encontraba Hawks, encontrando el arreglo floral bota sin cuidado en el suelo.
Uf, Aizawa no pudo evitar suspirar. Al parecer la vida familiar del joven héroe no es tan perfecta como lo pintan los medios, pero siendo sincero, ¿Quién realmente tiene una vida perfecta?
Recogió el ramo del suelo e intento arreglar un poco las flores que se maltrataron por la caída. Se giro en dirección hacia donde Hawks había estado observando todo el rato. Un par de casas lujosas se erguían frente a él, pero solo de una se lograba ver la silueta de una mujer en la ventana del primer piso.
Con cuidado se acerco a la casa y miro el interior, una hermosa mujer con largo y alborotado cabello rubio se encontraba sentada en el sofá bebiendo una copa de vino mientras mira una pelicula.
Es una mujer joven, pero el parentesco con Hawks es innegable.
Aizawa la observo un poco más, sin saber exactamente que buscaba.
Soltó un suspiro mientras observaba las flores.
Fue una suerte que lograra encontrar la panadería aun abierta, una mayor suerte al encontrar aun algunas magdalenas para Hizashi, mientras pagaba la golosina pensó un poco en lo que hizo y si fue lo correcto, espera que el encontrar las flores en su puerta ayude a Hawks y su madre a acercarse un poco más.
Lo que Aizawa no sabia, es que ese hermoso arreglo terminaría como los demás regalos que Hawks había mandado a su madre, olvidado en un contenedor de basura.
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groczon · 6 months ago
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Moriré joven
No recuerdo la última vez que se me haya dicho que di un buen amor, ni siquiera de mí para mí; sólo se me informa de lo insípido, falso, interesado, segundo-intencionado, forzado, sexualizado, "adicto al amor"-ado, irresponsable, desatento, infantil, inseguro, desconsiderado, machista, violento y/o migajero amor que otorgo: todo es bueno y hermoso hasta que descubren mi plan malvado, mis verdaderas intenciones.
Hago este escrito porque, en poco menos de tres años, estaré en mi lugar favorito en el mundo, pondré una bocina a volumen moderado para no molestar a los demás, tomaré un muy buen vino con bocados a un costado, y también consumiré una cantidad letal de lo primero que encuentre a la mano para hacerlo. Dejaré todo lo que soy plasmado en mis poemas, en mis canciones y en mis guiones.
Tal vez ya esté cayéndome el veinte de que tal vez todo este problema sea clínico o genético: tal vez nunca fui ni seré capaz de empatizar con los sentimientos de los demás. Creo entenderlos bastante bien y al negociar parece ser que así es; pero ¿de qué me sirve eso realmente? Para absolutamente nada si sólo eres un manipulador: esta condición te bloquea todos los "lo siento" y el derecho a equivocarte o a tan siquiera ver prioritariamente por ti mismo.
Este es el único lugar en donde puedo escribir para mí mismo sin juzgar y sin satanizar o engrandecer lo que escribo aquí. La única vez que quise ser transparente con este lugar, me costó una relación bastante formal. Para luego no haberla compartido y costarme un gran amor.
Ya no me quejaré por mis ideologías sobre la existencia, ya estoy muy cansado de explicarme todo el tiempo. La gente no quiere amor ni libertad, quiere propiedad e idealizaciones porque ESO ES LO QUE NOS DA REALMENTE VIDA: el deseo, no la aceptación.
Yo sólo quiero dar amor y recibir amor; que nos apoyemos cuando y en lo que podamos para cada uno cumplir sus sueños, aunque los procesos duelan bastante; aceptar amor dentro de todos sus matices y no sólo el de los finales felices.
Ninguna época es perfecta ni nadie nunca lo será; pero cómo cuesta aún aceptar ello si cada día de tu vida te recalcan lo mal que estás, aunque hayas tardado años en descubrir quién eres, para que luego veas que dentro del manual social simplemente no encajas.
"La vida no tiene sentido", un completo nihilismo. Desde ya tiempo pensaba que gracias a esta frase, la vida podía resumirse a estar en paz todos y compartir el amor dentro de todos sus matices; pero no: la vida no tiene sentido y por eso podemos acabarla cuando queramos porque, aunque hayas tomado una mala decisión o hayas escogido el peor momento, no importa, no tiene sentido.
Soy arte, negociación y un intento, ahora entiendo, falso/erróneo de amor.
El perdón no existe sólo porque no se desea, sólo se idealiza.
El amor no existe, sólo es una reacción inconsciente al seguir la serie de pasos para lograrlo porque, repito, no es real, sólo otro simple manual.
Somos la copia de la copia de la copia, porque somos cobardes para realmente esculpirnos.
El perdón no existe y el amor no existe. Yo sólo escojo ser amor hacia la vida, por lo tanto, debo dejar de existir.
Últimamente he dicho que mi testamento está en mi Tumblr porque así no tendrían problema con encontrarlo; pero justo como verán, dicho documento no existe, porque nada tiene sentido; entonces sólo me iré sin pruebas y a la vez con muchas.
Perdí o nunca tuve la capacidad extrema de sentir genuina lástima, entonces no la tengan: no tiene sentido.
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inhomin · 3 months ago
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pausa silenciosa fue necesaria. no para sembrar algo de misterio, sino para convencerse a sí mismo de que no se estaba por convertir en una de esas cosas. ¿cómo saberlo, de ser el caso? ‘ tal vez lo haga ’ contestó, más dejándose llevar por las ideas contrarias que de verdad convencido de la posibilidad. ‘ no parezco ser muy fuerte... ’ repitió, observándola, otra vez, en silencio; de nuevo intentaba decidir cómo tomarse sus palabras. ‘ considerando que los que nos atacaron hace unos días eran ancianos que, estoy seguro, usaban bastones hasta hace nada... creo que me estás insultando ’ pero sólo le compartió su conclusión, no había atisbo de molestia en él.
‘ la persona que me ayudó con las heridas dijo que era normal ’ le comentó, mientras se apoyaba contra una columna de luz. ‘ no sé si es fiebre... ¿febrícula? no llego a los treinta y ocho ’ explicó. sin embargo, se sentía fatal. no había peor cosa que sentirse enfermo, y más aún cuando eso se unía al hecho de estar lesionado.
se encogió de hombros, después. lo cierto es que lidiar con un alcalde enojado era lo último que le preocupaba, en ese momento. ‘ si no lo tenemos permitido, ¿qué podrían hacer? ¿echarnos del pueblo? ’ estaban considerando irse, de todas formas. desde su punto de vista, los roles de poder habían perdido todo sentido, en las últimas horas. mirada bajó hacia la bola que rodó hasta él; deteniéndola antes de que se alejara más de la cuenta. el movimiento brusco lo asustó, más que causarle dolor, porque lo hizo sin pensar, casi por reflejo. al percatarse de que ninguna de sus lesiones había respondido con una punzada, se relajó, y volvió a empujar la pelota hacia ella. ‘ lo es ’ contestó. ‘ mis pesadillas tampoco, nunca son así de... creativas. por lo general, estoy encerrado en un bucle sin escapatoria ’ sueños eran curiosos, pero nunca así de detallados; ni siquiera aunque se pasara teorizando sobre las pistas encontradas con sus vecinos.
exhaló una especie de risa, sin fuerza, ante la nueva sugerencia de una posible transformación. ‘ estoy empezando a ver algún parecido entre tu mejilla y... no decido qué tipo de comida. ¿mochi? ’ sugirió, entrecerrando los ojos, como si lo analizara. ‘ para tu tranquilidad, creo que es porque tengo hambre ’ había pensado en tomar una fruta, por si caminar despertaba su apetito. sin embargo, la idea había quedado en eso, nada más: un plan que no acabó concretando.
‘ hace tiempo, en una... excursión nocturna con el resto de oakwood, encontramos un informe sobre una mujer, la paciente cero, de un laboratorio ’ le compartió. ‘ comportamientos violentos, musculatura notablemente desarrollada, fuerza física superior a la media ’ recitó, casi de memoria. ‘ desaparecida en el dos mil ’ añadió, porque no parecía ser un dato de menor relevancia. ‘ según los documentos de la alcadía... existe un virus que se conoció por primera vez en el dos mil uno, aparentemente relacionado con esa explosión que hubo algunos años antes ’ por lo menos, así se ordenaba toda la información con la que contaba, de momento. ‘ una chica de oakwood dijo que se le dice paciente cero al primer infectado de algo... tendría sentido que toda la información sea sobre lo mismo. y, en ese caso, puede que todas estas personas estén infectadas por ese mismo virus... su comportamiento coincide con la descripción de martha en su informe ’ la fuerza, la violencia... ahora que lo conversaba en voz alta, con alguien, no sonaba tan delirante. ‘ si es algo que lleva más de veinte años desarrollándose... ¿no es curioso que explote justo ahora, que el pueblo tiene más posibles víctimas de ellos? ’ murmuró, observándola. ‘ esto es más conjetura mía que otra cosa, pero nada de esto me parece... casual ’ admitió. ‘ no parece buena idea confiar en cualquiera de las personas que pudo tener conocimiento de todo lo que estaba pasando con la paciente cero, o quienes vinieran después, ¿no? el alcalde, principalmente ’
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' espera, entonces —— ' una pausa de unos segundos fue lo que completó aquella oración, sus párpados estrechándose mientras le observó con unos atisbos de suspicacia, para luego dar un paso atrás y permitir que su mirada recorriera figura masculina, estudiándolo ' no me digas que vas a empezar a actuar como una de esas cosas. ' como quienes habían sido parte de los culpables de todo el caos que se había desatado días atrás y que ahora se encontraban detrás de la barrera que separaban a ambos grupos ' aunque ahora mismo te ves muy débil como para atacar a alguien o, bueno, no pareces ser muy fuerte. ' las otras personas estaban actuando de una forma más energética, más errática y, a sus ojos, quien estaba frente a ella parecía…tranquilo ' ¿por qué tienes fiebre? ' volvió a ese tema con algo de curiosidad, quizás había agarrado alguna infección o se había enfermado antes de que todo sucediera, tal vez ambas. no desearía tener ese tipo de mala suerte. ' no es mucho lo que se puede hacer por aquí. ' estaban a la espera de un rescate que probablemente tardaría en llegar o que simplemente no llegaría, debido a la cantidad de horas que habían transcurrido desde la última vez que habían obtenido algo de información ' ¿tienen permitido leer esos documentos? ' por lo que decía parecían importante, confidenciales o, por otro lado, sonaban a algo sacado de algún libro de ciencia ficción y poco confiables. su concentración se enfocó en la pequeña esfera que estaba rodando lentamente hasta sus pies, fue ahí en donde la detuvo y, sin pensarlo demasiado, la devolvió a donde estaba él ' así que todo lo que está ocurriendo parece como una pesadilla para ti. ' es esa la conclusión que pudo sacar de otras palabras ' ni uno de los sueños que he tenido antes ha sido tan realista, así que para nuestra mala suerte…creo todo esto está pasando. ' despertar inconsciente en un hospital lejos de ahí no parecía ser una mala opción. exhaló con algo de pesadez y volvió a observarle ' cualquier tipo de entretenimiento es bienvenido. ' no quería admitirlo, pero saber sobre temas nuevos para ella era algo que le interesaba, incluso si es que se trataban de delirios creados por la fiebre como había mencionado él ' solamente asegúrate de darme una advertencia si es que comienzas a sentirte mejor o con más fuerza. '
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lileuph-milkybanana · 10 months ago
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Capítulo 5
Yoongi estaba creando un agujero de tanto caminar en la tienda, desde la puerta hasta la caja registradora y de vuelta, una y otra vez. Jungkook quería acercarse y tomar su muñeca, detenerlo, pero la ansiedad construía una barrera alrededor de Yoongi, impidiendo que lo intentara.
Todos estaban ansiosos. Su impresión, sorpresa y la inseguridad crepitaba contra su piel como pequeños e invisibles rayos.
Corrió hasta la estación en Harlem, no pudo quedarse quieto en los veinte siete minutos de viaje y luego mandó un mensaje al grupo mientras tropezaba en los escalones de la estación en East Village, pidiéndoles que fueran cuanto antes a la tienda. Les tomó un tiempo poder reunirse todos desde los diferentes lugares de la ciudad, pero ahora estaban todos aquí, bajo la luz dorada de la puesta de sol a través de las cortinas cerradas.
Namjoon tomó un respiro profundo y lo dejó salir lentamente en la tensa quietud. —¿Estás seguro? —preguntó —¿Estás seguro de que era la magia de Yoongi la que sentiste?
—Sí —respondió Jungkook sin ninguna duda —La reconocería en todos lados.
Yoongi se detuvo en la puerta y le dio una sonrisa pálida a Jungkook.
—Mierda —dijo Hoseok desde el perchero en el mostrador, frotando una mano en su cara.
Yoongi hizo señales de algo demasiado rápido como para que Jungkook lo entendiera, pero pudo entender algo solo por la cara de determinación en Yoongi y la mirada de frustración que Namjoon le envió.
—Lo sé, pero tenemos que ser cuidadosos sobre esto. Si realmente es una tienda de magia negra...esa es mierda seria, hyung.
—¿Crees que no sabemos eso? —escupió Hoseok antes de que Yoongi pudiera responder —Pero esta es la voz de Yoongi. La hemos buscado durante tres años, Joonie. No podemos ignorarlo. Las tiendas de magia se mueven. Si perdemos esta oportunidad...
—Lo sé —respondió de vuelta Namjoon —lo sé. Pero no quiero que nadie salga herido. O muerto.
Taehyung, Jimin y Seokjin habían estado en silencio todo ese tiempo, quizás sintiendo que era una batalla para las tres personas más cercanas a la tragedia original, quienes estuvieron allí al comienzo de la guerra. Pero Jimin levantó su cabeza, viéndose imperturbable, como si estuviera frente al fantasma violento. —Lo sabemos, hyung. Todos estamos conscientes de los riesgos. Pero Hoseok tiene razón. No podemos ignorar esto.
Yoongi se giró para fruncirles el ceño. Dijo algo en lenguaje de señas de nuevo.
Taehyung sacudió su cabeza. —Sí lo haremos. Vas a necesitar todo el refuerzo que puedas tener, hyung. No vas a hacer esto solo.
—Somos familia —dijo Jin —así que definitivamente no estarás solo.
Los ojos de Yoongi se posaron en todos, con su ceño fruncido más fuerte, y luego aterrizó en Jungkook. Y no, Jungkook ya sabía que iba a decir, tú te quedas aquí Kook no te vas a meter en esta mierda y no.
—Iré, también —dijo con todo el valor que pudo reunir —Jin dijo que soy parte de esta familia, así que no pueden dejarme fuera de esto.
La expresión de Hoseok igualaba la de Yoongi —Pero Jungkook-ah, nunca te enfrentaste a la magia negra antes. Sería mejor si-
—No —lo interrumpió Jungkook, un poco sorprendido por su atrevimiento. Pero era Yoongi. Jungkook estaba bastante seguro en este punto, que enfrentaría lo que fuese por él, tiendas de magia negra incluidas. —Me quedaré atrás, pero iré —sus ojos encontrarlos los negros de Yoongi, sus hombros tensos —Iré, hyung.
Yoongi hizo un sonido frustrado, pero no discutió.
—Mierda —murmuró Namjoon, al igual que Hoseok antes —Haremos esto, entonces.
Yoongi asintió y Hoseok cerró su mano en un puño tenso contra su muslo. Se veía feroz, seguía siendo como el sol, pero como todas esas imágenes donde podías ver la inmensidad de él, la intensidad de su fuego. Aquellas con la descripción que advertían sobre que podía abrasar la tierra. —Claro que sí.
El estómago de Jungkook dio un vuelco en una mezcla de miedo y emoción. Podía sentir una chispa de ello hacer eco en la habitación mientras todos se ponían de pie, tomando su propio coraje. Y en medio de todo, Yoongi elevó su magia, expandiéndose hasta que envolvió casi toda la habitación.
Elementales, pensó Jungkook con algo cercano al asombro, viendo el fuego revoloteando en sus dedos y brillando brevemente en sus ojos.
Ahora mismo, no podía imaginar a nadie entrometiéndose en el camino de Yoongi.
—Hagamos esto, entonces —dijo Namjoon, sombrío.
——
El viaje en el metro de vuelta a Harlem fue tenso. Todos tenían sus caras de batalla, pensó Jungkook. Incluso Jimin se veía rudo e impávido.
—Yoongi irá al frente —dijo Namjoon sobre el ruido del tren —es el mejor en magia ofensiva. Hobi y yo lo apoyaremos. Todos los demás se quedarán atrás con los escudos listos. Taehyung y Jimin, mantengan a Jungkook a salvo.
Quería protestar y decir que podía cuidarse solo, pero no tenía idea de cómo hacer ni un escudo, así que Namjoon probablemente tenía razón.
Taehyung le dio palmaditas en su hombro —No te preocupes, nos aseguraremos de que no pase nada.
—Toda la razón —dijo Jimin.
Ambos sonaban más confiados de lo que se veían, pero el tren avanzó hacia adelante, por los túneles de Nueva York y ya no había vuelta atrás.
——
Odiaba la sensación de la magia negra, decidió cuando llegaron a la tienda. Se detuvieron en las escaleras. Se sentía como si hormigas estuvieran subiendo por su espalda, como arañas debajo de su piel. Siseaba como las serpientes en sus oídos y se envolvía alrededor de su pecho.
Le impresionaba que algo que se veía tan inocente pudiera sentirse tan siniestro.
—Mierda —dijo Hoseok, frunciendo el ceño —es algo poderoso.
—Pero puedo sentir la magia de Yoongi —Seokjin dio un paso adelante, hacia la entrada, con las manos brillantes. El aire brilló brevemente, de un azul reluciente. —Son hechizos fuertes, sin embargo. Denme un minuto.
Probablemente parecían idiotas, parados allí en grupo bajo la luz de los faroles, pero no había otros peatones a la vista. Quizás todos podían sentir la oscuridad que había allí, usuarios de magia o no, y sabían que debían quedarse lejos cuando el sol se escondía.
El aire brilló de nuevo, mucho más que antes y la pared azul se volvió cenizas y se desvaneció por completo.
—Hechizos abajo —anunció Seokjin. Yoongi pasó por su lado, con una expresión demacrada y concentrada. No se detuvo al bajar las escaleras y llegó a la puerta. Buscó en el bolsillo de su abrigo un trozo de papel como el que Taehyung usó fuera del teatro y lo pegó en la agrietada puerta de madera.
Una cerradura sonó.
—Manténganse alerta —dijo Namjoon, mientras Yoongi entraba.
Intentando recordar, Jungkook seguía sin saber qué fue lo que pasó exactamente después. Cruzó el umbral dos pasos más atrás de Jimin y Taehyung y obtuvo un vistazo de un interior muy distinto al que estaba esperando: un espacio cavernoso con un alto techo abovedado, con baldosas de colores bajo sus botas, puertas empotradas cubiertas por... ¿un arco? Creyó ver una encimera o algo así cerca de la pared trasera, pero luego alguien (¿Namjoon?) gritó y magia que se sintió como la de Yoongi lo golpeó, casi botándolo.
Se tambaleó hacia un lado, jadeando y el mundo se inclinó. Se puso borroso.
Se volvió negro.
——
Despertó solo, sobre el suelo de madera agrietado de una habitación cerrada. Las hormigas aún escalaban, más insistentes que antes y en lo profundo de sus huesos había un tirón. Como si algo estuviera intentando atraparlo, la oscuridad acercándose.
Se dio cuenta de dos cosas al mismo tiempo, mirando alrededor de la habitación.
Esto no era real. La magia estaba jugando con su mente, de alguna manera. Distorsionando todo.
Tiene que escapar. Ahora.
El resto, sin embargo. Tenía que encontrarlos. ¿Dónde estaban? Yoongi debió darse cuenta de que había algún tipo de trampa, empujó a Jungkook lejos. ¿Eso lo salvó de algo?
No importaba. Tenía que encontrarlos, antes de que las sombras que se acercaban lo alcanzaran. Se lo llevaran.
Piensa, se dijo así mismo a través del pánico que sentía en su garganta. Concéntrate.
Su magia era sobre conexión, hilos invisibles que lo conectaban a los demás. Que lo ataba a ellos. Por meses los había sentido; sus alegrías, sus tristezas, sus esperanzas, sus miedos. Vivian en su cabeza cada vez que los tocaba. Pensaba, a veces, que se habían convertido parte de su sangre, su corazón. Quizás incluso un poco de la tela de quién es, de quien se estaba convirtiendo, de quien sería algún día.
Y seguro eso era más fuerte que la magia negra.
Se arrodilló en el centro de la habitación y utilizó su propia magia, buscando, buscando, buscando hasta-
Ahí. Un faro desvaneciéndose.
Yoongi.
Se puso de pie. Sintió las paredes hervir a su alrededor.
Jodete, pensó hacia la magia furiosa y corrió, empujando la puerta deteriorada hasta un pasillo.
El piso cedió, comenzó a colapsar y aceleró el paso, corriendo con todo hasta la luz donde podía sentir a Yoongi, aquel hilo ondulante delgado. No miró hacia atrás mientras giró en otra esquina y una lámpara cayó desde el techo sobre su cabeza, rozándolo antes de romperse en miles de fragmentos en el piso.
Casi estaba allí, estaba tan cerca...
Por otra puerta y en una habitación más grande que antes. Espejos de vidrio a lo largo de una pared y reflejados en ellos, más allá, estaba Yoongi. Estaba suspendido en el aire, sostenido por una fuerza invisible, y Jungkook podía sentir la magia siendo drenada de él. Vió los zarcillos oscuros hundiéndose en el pecho de Yoongi.
No.
Corrió hacia los espejos, presionando sus manos contra ellos, las orillas rotas cortaban sus palmas.
No pueden tenerlo.
No de nuevo. No esta vez.
Rechinando sus dientes, reunió toda la magia que pudo y la lanzó hacia el espejo, haciendo más grande las grietas y la dirigió directamente hasta Yoongi. Más allá de su piel, sus músculos, su sangre y nervios, hasta que encontró el destello de la magia de Yoongi que seguía peleando.
Despierta, rogó mientras mezclaba su propia magia con la de Yoongi, intentando darle su poder. Despierta, te necesitamos.
Los ojos de Yoongi se abrieron y su magia apareció, aferrándose a Jungkook. Jadeó, como si fuera su primer respiro, o su último, y el espejo se rompió.
Jungkook levantó sus brazos para protegerse de los vidrios que volaban hacia él. Algo rugió, en la parte trasera de su cabeza, en el techo sobre él y en el suelo bajo el. Las tablas de madera en el suelo se rompieron y cayó en otra habitación.
Se quedó allí por un momento, aturdido por el dolor que se esparció por todo su cuerpo, pero todavía no terminaba. Una mano estaba agarrando su camiseta y lo tiraba hacia arriba. Yoongi, con cortes de los vidrios en su cara y el brillo del fuego en sus ojos.
Jungkook-ah.
—Tenemos que encontrar a los demás —jadeó Jungkook —Nos estamos quedando sin tiempo.
Hilos, pensó mientras Yoongi asentía. Seguir los hilos.
Se tropezó ante la oscuridad de la habitación. No había ventanas, pero había una rejilla en el suelo y podía sentir a Jimin. Jimin estaba cerca.
Se arrodilló frente a la rejilla y miró a través de ella lo que parecía ser un tipo de sótano. Paredes y suelo de cemento, luces parpadeantes y Jimin...rodeado por los mismos zarcillos oscuros.
Jungkook tomó un respiro profundo, peleó con el ardor en sus costillas y entrelazó sus dedos con los de Yoongi.
Ayúdame.
La magia de Yoongi y la suya, todavía entrelazada y lo suficientemente poderosa para alcanzar a Jimin, para cortar los zarcillos y unirse a su magia. Jimin se sacudió, jadeó y dio un paso, apoyándose en la pared.
¿Jungkook-ah?
Encuentra a Taehyung, dijo Jungkook. Envíame una señal. Ten cuidado.
Jimin asintió, con su magia vibrando, reforzada por la de Yoongi y Jungkook. Lo haré.
Jungkook tomó la mano de Yoongi de nuevo. —Vamos.
Encontraron a Hoseok después, atrapado en una habitación inundada y lo liberaron de la misma manera. Jungkook podía sentir la cadena de toda su magia, unida, conectada a el. Hizo más fácil encontrar a Seojkin en una habitación larga llena de ventanas rotas y lo pusieron a salvo. Jungkook tomó una parte de su magia, también, haciendo crecer el poder, dejando que corriera a través de todos ellos.
Iban camino a Namjoon cuando Jimin gritó ¡encontré a Taehyung! Y Jungkook lo unió a la cadena. Luz se filtraba en la casa, las sombras se proyectaban en la pared y el techo, elevandose desde el suelo, pero Jungkook siguió corriendo, su magia combinada era suficiente para mantenerlas bajo control.
—Aquí —dijo Hoseok, parando frente a una puerta con candado.
Yoongi levantó un pie, con la suela de su bota brillando y la estrelló contra la puerta. Se agrietó y colapsó. La casa rugió y las sombras se retorcieron.
No puedes tener a ninguno de ellos, pensó Jungkook, feroz, y fue hasta donde Namjoon estaba suspendido en el centro de la pequeña habitación. Unió la magia de Namjoon, también, y era tan poderosa ahora, que pensaba que la fuerza de ella podría romper sus costillas. Podía sentirlos a todos, reverberante en su mente, sus células.
A la cuenta de tres, peleamos.
Seokjin, Yoongi y Hoseok asintieron. Namjoon se puso de pie, con la mandíbula tensa y los ojos brillosos. Asintió, también. Una respuesta afirmativa provino del extraño lazo que formaron, Taehyung y Jimin.
Uno.
Jungkook respiró profundamente. Lo sostuvo. Sintió la magia elevarse.
Dos.
Las sombras se juntaron bajo sus tobillos, clavándose en su piel.
¡Tres!
Dejó que la magia acumulada explotara, sintió a los otros haciendo lo mismo, toda su magia mezclada en una poderosa y exhaustiva ola. Un ensordecedor crack se escuchó en el aire y luego Jungkook estaba colapsando y cayó en sus rodillas, de vuelta en la habitación cavernosa en la que habían comenzado. Estaba más brillante que antes, aunque la fuente de la luz era imposible de determinar.
Los demás estaban allí, también, jadeando.
—Mierda —hipó Jimin, temblando —Mierda.
—Todavía no termina —dijo Namjoon mientras Yoongi se ponía de pie.
En la otra parte de la habitación, las sombras se condensaron en siete figuras con capucha, todas usando máscaras sacadas de una película renacentista.
—Qué mierda —susurró Hoseok.
—Guardianes —dijo Seokjin, también de pie. —Los dueños debieron instalarlos.
—¿Se supone que deben ser nosotros? —preguntó Taehyung con sus ojos bien abiertos por el terror.
—Son energía mágica pura —dijo Namjoon —infundida con intención. Mi suposición es que deben imitar a quien sea que llegue tan lejos como nosotros.
—Mierda —dijo nuevamente Jimin.
Yoongi hizo una seña, pero Jungkook sintió el eco en su cabeza, por el hilo de su magia que seguía conectada.
Déjenme manejar esto.
—Hyung —dijo Namjoon, protestando, pero Yoongi sacudió su cabeza e hizo una seña para que todos se quedaran atrás.
Las figuras estaban avanzando, la oscuridad se acercaba a ellos como algo viviente.
—Lo escucharon —dijo Seokjin, poniendo de pie a Taehyung —tenemos que levantar una barrera. Ahora.
El corazón de Jungkook estaba en algún lugar en la parte trasera de su boca. Yoongi no podía decirlo en serio, ir solo. Dio un paso adelante, determinado a ayudar, pero Namjoon lo tomó de la camiseta y lo hizo detenerse.
—Está bien, Jungkook. Déjalo manejar esto.
Jimin, Taehyung y Hoseok tenían sus brazos elevados y estaban murmurando un conjuro, sus voces mezclándose. El mundo de pronto tomó un ligero matiz morado, como un velo descendiendo. La barrera, separándolos de Yoongi. Dejando a Yoongi allí, solo con la oscuridad.
Pero Yoongi estaba brillando. Se veía imponente.
Su magia era una tormenta, cargada por toda su magia y se arremolinaba a su alrededor, fuego, furia e inundación.
Esto, pensó Jungkook, viendo las llamas floreciendo de las manos de Yoongi y bailando en sus brazos, era Min Yoongi con todo su poder. Y el hombre que le robó su voz solo vivió, solo tuvo éxito porque Yoongi lo amaba.
—¡Mantengan esa barrera arriba! —gritó Namjoon cuando Yoongi golpeó con sus manos en llamas en el suelo y el mundo explotó a su alrededor.
Jungkook podía sentir el calor del infierno incluso a través de la barrera protectora. El suelo tembló bajo sus pies, como si un terremoto hubiera sacudido la tierra y sobre el rugido del resplandor, la magia negra gritó, lo suficientemente fuerte y estridente para que sus dientes dolieran. Jungkook jadeó y cubrió sus orejas, encorvándose por la fuerza insistente del poder de dos batalles. El sonido se juntó y el fuego ardió y luego, de pronto, hubo otro crack y-
Silencio.
Jungkook abrió un ojo.
Estaban en una habitación pequeña y que parecía inocente.
Estantes llenos de adornos siniestros, pero pegajosos y un mostrador con un registro largo de la pared posterior, la verdadera tienda. Jungkook estaba dos pasos delante de la puerta cerrada y la magia negra opresiva se había ido, aunque todavía podía sentir huellas persistentes.
Lo hicieron. Mierda.
—Mierda —dijo Jimin y bajó sus manos. La barrera se rompió. Se disolvió.
—Somo unos idiotas —dijo Hoseok jadeante, como si hubiera corrido en una maratón —cayendo en una trampa como esa.
—No creo que fuéramos los primeros —señaló Namjoon sombríamente.
La voz de Yoongi quizás nunca estuvo aquí, se dio cuenta Jungkook. O, si lo estuvo, era simplemente un señuelo. Un faro que pretendía atraer a los usuarios de magia para ser atrapados y drenados.
—Mierda —susurró, furioso y con el corazón enfermo.
Le dio esperanza a Yoongi, esperanza falsa, y ahora...
—¿Hyung? —dijo Taehyung y la mirada de Jungkook se dirigió hacia Yoongi, quien seguía de pie en el centro de la habitación, mirando lejos de ellos. El fuego se había ido y Yoongi era meramente Yoongi de nuevo, incluso casi pequeño en el estrecho espacio de la tienda. Pero algo andaba mal con su magia.
Estaba crepitando. Como una llama apagándose.
—No —dejó salir Namjoon y se apresuró hasta él, justo a tiempo para agarrar a Yoongi mientras se desmayaba, dejándolo lentamente en el suelo. —Tú, idiota —dijo, ahogadamente —maldito idiota.
Con un ataque en sus pulmones, Jungkook se tiró al suelo y se arrodilló junto a Namjoon. La piel pálida de Yoongi bien podía ser transparente y había sangre en la orilla de su boca, deslizando un pequeño riachuelo por su barbilla. Sus ojos estaban cerrados, sus pestañas aleteaban y Jungkook apenas podía ver el subir y bajar de su pecho.
—¿Qué pasa?—preguntó, el pánico lo golpeó con la fuerza de un tren.
—Usó demasiada magia —dijo Namjoon, su voz apretada por el miedo, un dedo contra el pulso de Yoongi —se está muriendo.
—Llamaré una ambulancia —dijo Seokjin, pero sonaba amortiguado, muy lejos. Todo lo que podía ver Jungkook era Yoongi. Todo lo que podía escuchar era la respiración lenta de Yoongi. Todo lo que podía sentir era la disminución de su magia.
No. No no no no-
Así no es como terminaba. Jungkook no lo iba a perder así.
El hilo todavía estaba ahí, conectándolos. Quizás Jungkook podía darle más magia, lo suficiente para que se aferrara, para que le sirviera de ancla.
Estiró su mano, presionando sus dedos en la sien de Yoongi.
—¡Jungkook, no! —le advirtió Namjoon, pero Jungkook lo ignoró. Abrió el lazo lo más grande que pudo y se lanzó de cabeza.
La tienda desapareció, las voces frenéticas de los demás se desvanecieron y-
——
Se sentó sobresaltado, con el pecho pesado y le tomó un momento entender dónde estaba. Había un sofá bajo él, los resortes se clavaban en su espalda y el aire estaba pesado con partículas de polvo, bailando en la luz que venía del techo arruinado.
Toda la habitación estaba carbonizada en consecuencia, se dio cuenta. Chamuscada y arruinada, podía saborear las cenizas de fuego en su lengua. Pudo haber sido una habitación viva alguna vez, juzgando por los detalles que podía ver; el sofá, los restos de una chimenea, una puerta que llevaba a algún lugar, luces parpadeantes en las paredes dañadas. En la esquina estaba la cáscara ennegrecida de un piano y sentado en la banca había una familiar figura.
—Yoongi —dijo Jungkook y se puso de pie.
No se parecía al Yoongi actualmente inconsciente en los brazos de Namjoon. Su cabello era negro ahora y el suéter suelto que estaba usando era blanco, salpicado de hollín en algunas partes. Su converse abolladas descansaba en un pedal del piano, pero no lo estaba presionando y sus dedos no se movían en las teclas. Las cicatrices en su muñeca estaban rojas en vez del blanco que Jungkook estaba acostumbrado y su vista estaba en algún lugar muy lejano.
—Hyung —dijo Jungkook, miedo se asentó en su estómago cuando se sentó en la orilla de la banca, con su hombro presionado al de Yoongi.
—Jungkook-ah —le respondió Yoongi sin mirarlo. Y era extraño, ver sus labios moverse y escuchar su voz salir de ellos. La cabeza de Jungkook se sintió vacía sin el eco de ella, pero aquí, en ese extraño lugar, no podía sentir para nada a Yoongi, ni siquiera su magia. —¿Puedes escucharlo?
—¿Escucharlo?
Yoongi inclinó su cabeza, como si estuviera escuchando algo. —El canto. Alguien...está cantando.
Está muriendo, dijo Namjoon en la tienda. Está muriendo.
—No —dijo Jungkook, el miedo se enterró profundamente, ahogando sus pulmones y cayendo como hielos por su espalda. Tomó la mano de Yoongi y estaba fría al contacto, como si su vida estuviera abandonándolo. Aun así, entrelazó sus dedos. —No, no lo escuches, hyung. Yoongi. Quédate aquí conmigo.
Yoongi finalmente lo miró y había sombras bajo sus ojos, profundas como un abismo. —Estoy tan cansado.
—Lo sé —dijo Jungkook a través de su corazón roto —Lo sé, pero necesito que te quedes conmigo, ¿está bien? Solo...solo por un poco más.
(Hasta que puedan llevar a Yoongi con un sanador, a un hospital. Hasta que detengan todo esto.)
Le echó un vistazo al piano y no se veía como si fuera a funcionar, pero este era un sueño, ¿cierto? —Toca algo para mí —dijo, sin poder quitar la desesperación de su voz —Toca Claro de Luna.
Y allí hubo una pequeña sonrisa, levantando las esquinas de la boca de Yoongi. —Claro de Luna, ¿uh?
Jungkook se alzó de hombros. —Me encariñé.
La mirada de Yoongi estaba enfocada en el ahora, por lo menos, más presente de lo que estaba antes, incluso si su piel aún estaba congelándose bajo la de Jungkook, y asintió. —Bueno, mocoso. Claro de Luna.
Se movió y Jungkook quitó su mano, viendo como los dedos de Yoongi comenzaban a bailar por las teclas y la música se elevaba del piano quemado, tan claro y fresco como la noche en que se besaron por primera vez. Jungkook presionó su boca en el hombro tapado de Yoongi ahora, saboreando más ceniza, e intentó no llorar mientras Claro de Luna llenaba cada rincón de la habitación.
Te amo, pensó, con algo cercano a dolor. Te amo tanto.
Yoongi tocó y tocó mientras Jungkook cerraba sus ojos para escuchar, para atrapar las lágrimas que querían caer, y luego...se detuvo. De pronto. Estruendosamente.
Los ojos de Jungkook se abrieron y miró la cara de Yoongi. Su expresión era distante de nuevo, y sus dedos estaban inmóviles en las teclas. —Yo... —susurró —no puedo recordar el resto.
Otra fisura en el pecho de Jungkook, abriéndose abriéndose abriéndose.
—Está bien —dijo, levantando las manos heladas de Yoongi del piano —eso está bien, hyung.
Quizás si los llevaba lejos de aquí, de esta habitación devastada y la oscuridad de los recuerdos de Yoongi. Quizá eso...
—Ven conmigo —dijo, levantando a Yoongi y no tenía idea de si esto funcionaría, pero Yoongi estaba muriendo y Jungkook nunca sabría cómo dejarlo ir sin pelear. Así que cerró sus ojos y tomó un fuerte respiro, buscó con su magia y tomó la primera ancla que encontró.
Tiró.
El mundo giró violentamente y estuvieron de pie en el Washington Square Park. Justo frente de una banca familiar, a un lado de una familiar fuente. Las hojas todavía morían en las ramas, sin ser invierno todavía, y Yoongi tenía una gorra azul en su cabeza. Jungkook sabía, sin mirar, que el celular en su bolsillo diría que era cerca de la medianoche.
—¿Qué...? —susurró Yoongi, mirando a su alrededor.
—Lo siento —dijo Jungkook —Esto...amo este lugar —tocó la madera barnizada de la banca con su mano enguantada —Sentí que te conocí por primera vez. Aquí.
La expresión de Yoongi se suavizó y se entristeció. —Estoy muriendo, ¿no es así, Jungkook-ah? —no se sentía como una pregunta, no con el repentino conocimiento en sus ojos, el cansancio, sus hombros encorvados.
—No —dijo Jungkook, porque no podía. La idea de un mundo sin Yoongi en él... —No todavía —se sentó en la banca —Solo vamos a sentarnos y a hablar. Tú y yo. Eso es todo. No estás...no me vas a dejar todavía.
(no todavía no nunca por favor...)
Yoongi se sentó a su lado. —No estoy seguro de tener opción. Estoy tan cansado.
—Lo sé —dijo Jungkook, tomando su mano de nuevo. Las lágrimas volvieron, hormigueando insistentemente en sus ojos y parpadeó para que desaparecieran antes de que cayeran. —Lo sé, pero por favor...
Yoongi se giró para rozar sus nudillos en la mejilla de Jungkook y el cariño en su mirada le quitó el aire de los pulmones a Jungkook. —Estarás bien, Jungkook. Lo prometo. Estarás bien sin mí.
—No, no lo estaré —insistió Jungkook. Las lágrimas atacaron otra vez. Comenzaron a caer por sus mejillas. —No lo estaré. ¿Crees...? No hemos terminado aún. No quiero hacer nada de esto sin ti.
—Pero no estarás solo —insistió Yoongi.
Jungkook sacudió su cabeza. ¿Cómo podía hacer que Yoongi entendiera? —Ninguno de ellos es tú.
Yoongi lo besó y tenía sabor a sal, a cenizas, a final, y las manos de Yoongi en su piel estaban frías frías frías y esto era lo que se sentía un corazón roto: visceral e insondable y consumidor, todo su pecho se abría, sus costillas, sus pulmones, sus huesos.
Pensó que ahogarse era doloroso, pero no era nada comparado a esto.
—No —dijo Jungkook cuando Yoongi retrocedió. Cuando Yoongi le sonrió, triste y quebrado y con un adiós sin palabras. No podía aceptar eso. No iba a aceptar esto.
Se acercó de nuevo, una tercera vez, con toda la magia que le quedaba. La depositó en Yoongi, ignorando el jadeo de Yoongi cuando dijo Jungkook y tiró.
El mundo se volvió borroso y giró de nuevo. Cayó brevemente antes de volver y...
Estaba en una playa. No, espera, esto era...
La playa Haeundae. Busan.
Se giró y tomó una respiración ante la familiar ciudad frente a él, los rascacielos brillando con la luz dorada de la puesta de sol y las montañas verdes elevándose y la oscuridad tras ellas. Podía sentir el océano en su pecho y luego, más profundo, la muerte. Intentando alcanzarlo ahora, también.
Lo último de su magia y los trajo aquí.
Los trajo aquí para morir.
Casi quiso reírse, pero la vida generalmente era cíclica, ¿no? Quizás había algo que encajaba en esto: terminar su vida en la ciudad de la cual quiso huir por tanto tiempo.
Se concentró de nuevo en el océano, en la silueta de Yoongi parado en el agua, y caminó hasta él, la arena moviéndose sin descanso bajo sus botas y luego la mordida del océano mientras entraba. La mirada de Yoongi estaba en la distante línea del horizonte.
—La marea está llegando —dijo.
—Lo sé —podía sentirlo. Como un gancho en su pecho. La marea estaba llegando y la muerte se acercaba, murmurando en su oído como una canción: déjate llevar ven conmigo déjate llevar ven conmigo déjate llevar ven conmigo...
Lo ignoró por un momento, solo por un momento.
—Supongo que este lugar todavía me tiene atado —dijo. ¿Por qué si no su magia lo habría traído aquí, incluso si era solo un sueño? —Solía venir aquí cuando era niño —miró la luz en el agua la cara de Yoongi. La gorra del parque se había ido y el viento revolvía su cabello en su pálida frente. Las cicatrices estaban tan rojas que de igual forma podrían estar sangrando. —Podía sentir el océano en mis huesos.
—Puedo sentirlo ahora —dijo Yoongi y finalmente lo miró, y su cara era un estudio del corazón roto que Jungkook todavía podía sentir en su pecho. ¿Por qué estás aquí?
Significaba: ¿por qué me seguiste? ¿por qué no me dejaste ir?
—Porque te amo —respondió Jungkook y las palabras salieron fácilmente ahora, al final. En esta playa vacía con el agua más arriba de sus rodillas, de sus muslos, casi hasta sus cinturas. —Te amo y quizás sepas eso, pero necesito decirlo. Perdón por no decirlo antes. No soy...soy un asco en esto, pero te amé en nuestra primera cita y te amé cuando me besaste por primera vez y probablemente te amé en aquella banca en Washington Square Park, todos esos meses atrás.
Yoongi hizo un sonido herido, como si hubiera sido golpeado, pero Jungkook continuó. Podía sentir el agua casi hasta su pecho ahora y necesitaba decirlo antes de que fuera demasiado tarde.
—No creo haber amado a nadie como te amo a ti, hyung. Y eso era aterrador. Se sentía como saltar de un acantilado, solo que no podías ver el suelo, no podías ver dónde aterrizarías, pero no tengo miedo ahora.
Se acercó a Yoongi, envolvió su cara en sus manos. El rugido del océano era casi ensordecedor y en el horizonte el sol estaba hundiéndose rápidamente. Atrás de ellos, la misma ciudad comenzaba a derrumbarse, grietas aparecían en los rascacielos, pedazos de concreto y vidrio caían en el mar, pero el mundo de Jungkook era Yoongi. El brillo mojado de sus ojos negros; el temblor de su cuerpo bajo las manos de Jungkook; el temor y la devastación en su cara.
—Estoy donde necesito estar —dijo Jungkook, feroz y triste al mismo tiempo —No tengo ningún arrepentimiento, Yoongi.
De todos los finales que podría haber escogido, este no parecía ser uno malo.
Yoongi sacudió su cabeza, abrió su boca, pero fuese lo que fuese que iba a decir fue robado por la ola que cayó sobre sus cabezas, empujándolos hasta el mar turbulento. Jungkook perdió el agarre en Yoongi mientras el agua se abalanzaba sobre ellos y la oscuridad llegó después.
Se estaba ahogando.
Era extrañamente pacífico. Solo él y el agua entrando en sus pulmones.
——
No esperaba despertar. Se despidió, encontró la paz, dejó que el océano lo tomara, pero, de alguna forma imposible, sus ojos se abrieron y la luz lo inundó. Fue cegador al principio, agudo, y cerró los ojos por la fuerza. Gradualmente, el mundo comenzó a tomar forma: un techo de color crema y paredes; una ventana con las cortinas abiertas y el horizonte de Nueva York más allá del vidrio; una cama bajo su adolorido cuerpo; el estable y bajo sonido de las máquinas a su derecha; una mano sosteniendo fuertemente la suya; y una familiar cabeza rubia descansando en el colchón cerca de su brazo.
Miró la curvatura de los hombros de Jimin por un largo momento, el subir y bajar de ellos. Taehyung estaba desparramado en una silla en la esquina, también dormido. Ambos vestían bata de hospital sobre unos pantalones, pero no tenían ninguna herida visible a primera vista.
Tomó un profundo respiro, consciente del dolor progresivo que avanzaba lentamente por sus venas. Se sentía exprimido, hueco. Y más allá de eso, nada, nada de Tae o Jimin o cualquier persona fuera de su habitación. Ni una emoción, ni una vida, nada. Era peor que cuando bloqueaba su magia. Incluso entonces, obtenía destellos a veces, que irrumpían por sus paredes cuidadosamente construidas en su mente. Ahora solo había un gran y aterrador vacío.
Respira, intentó decirse a sí mismo, pero el siguiente respiro fue ruidoso en el silencio de la habitación. Jimin se movió y levantó su cabeza de un sobresalto. Su mirada inmediatamente encontró la cara de Jungkook y debió leer el pánico allí, porque estiró su mano para tocar la mejilla de Jungkook.
—Está bien, Jungkook-ah. Estás bien. Están amortiguando tu magia ahora mismo, para que puedas construir reservas de nuevo, pero estás a salvo.
A salvo. Estaba a salvo.
Debía estar en el área mágica del hospital, los cuales eran raros, pero iban creciendo, diseñados para tratar específicamente a pacientes mágicos y anomalías.
Taehyung estaba despierto ahora, también, casi se cayó de la silla mientras se sentaba.
—Jungkook —dijo, y se apresuró para atravesar la habitación —Estaba malditamente preocupado, bastardo —presionó su frente contra la de él y Jungkook cuidadosamente no entró en pánico ante el vacío donde sus pensamientos y su alivio debía estar.
—Todos lo estamos —dijo Jimin, presionando la mano inmóvil de Jungkook —déjame llamar a la enfermera-
—Espera —graznó. Había algo que se estaba perdiendo. Algo importante. Luchó para poder hacer que su cerebro todavía borroso se concentrara. Recordaba, vagamente, Busan y antes de eso un piano quemado. Hábiles dedos tocando Claro de Luna...
—Yoongi —jadeó, intentando sentarse —¿Dónde está Yoongi?
Oh Dios, el agua, el océano, Yoongi hundiéndose en la oscuridad. No podía haberlo perdido, no podía...
Jimin lo empujó hacia atrás, frunciendo el ceño —Tranquilo, tranquilo. Solo esta unas cuantas puertas más allá. Están preocupados sobre su control cuando recupere la magia suficiente, así que lo mantienen aislado por ahora.
—Sí —dijo Taehyung, volviendo para tomar la silla y llevarla a un lado de la cama —toda nuestra magia está actuando extraña. Nos dejarán en la noche para observarnos.
—Odio los hospitales —murmuró Jimin y por primera vez Jungkook notó lo pálido que estaba, lo derrotado que se veía.
Los hospitales, imaginó, estaban llenos de fantasmas.
Taehyung acarició el hombro de Jimin. —Yo llamaré a la enfermera.
Se puso de pie y desapareció por la puerta en el tranquilo pasillo. Jungkook lamió sus labios partidos. Intentó que su cerebro se enfocara cuando todo lo que quería hacer era volver a dormir. Sus huesos se sentían como si estuvieran llenos de plomo y el dolor era más insistente ahora, docenas de agujas se enterraban en su abdomen, en su espalda, incluso en sus piernas.
—¿Cuánto tiempo...estuve afuera?
—Casi doce horas —dijo Jimin —tuvieron que estimularte para que no entraras en coma.
—¿...estimularme?
—¿Cómo una transfusión? Solo que mágica. —sacudió su cabeza —usaste demasiada, idiota, intentando traer de vuelta a Yoongi. Te quemaste a ti mismo.
Cierto. Recordaba eso, el sentir que sus últimas reservas se iban después de arrastrar a Yoongi a la playa Haeundae.
—Oh.
Jimin bufó. —Sí. Oh.
Antes de que Jungkook pudiera contestar, Taehyung volvió con lo que se sentía como un ejército de personal médico y todo descendió a caos. Perdía y recuperaba el conocimiento mientras alumbraban sus ojos, tomaban su presión, le sacaban sangre, revisaban datos y sus reflejos. Le preguntaron su nombre y el año en que estaban y cuánto podía recordar. Le repitieron lo que dijo Jimin, pero con una jerga mucho más médica.
No podía seguir el ritmo, pero entendió que iba a estar en observación por lo menos esta noche, que aún estaba débil y tomando analgésicos y con bloqueo mágico y que aparentemente algo más raro (anormal era el término que usaron, pero sospechaba que solo querían ser respetuosos) pasaba con su magia y querían mantener un ojo en aquello.
Básicamente, sospechó, querían asegurarse de que a) no fuera a morir y b) no se volviera una amenaza inestable.
—Está bien —se las arregló para decir y luego el ejército del personal médico se fue tan rápido como llegó.
Taehyung y Jimin lo ayudaron a sentarse y le dieron trozos de hielo ("Los amo" murmuró mientras el agua fría tranquilizaba su boca y garganta) y luego lo acostaron cuidadosamente y le dijeron que durmiera.
Quería ver a Yoongi, estaba casi desesperado por ver a Yoongi, pero su cuerpo se rindió antes de que pudiera pedirlo y la familiar oscuridad llegó.
——
Cuando despertó por segunda vez, estaba oscuro y estaba solo. Entró en pánico por un momento, hasta que vio una nota en la mesa con la escritura desordenada de Taehyung, explicándole que él y Jimin fueron forzados a volver a sus dormitorios y que lo visitarían por la mañana.
Se preguntó, de pronto, dónde estaban Namjoon, Hoseok y Jin. Con Yoongi, quizás. Aunque, si también habían sido enviados a sus habitaciones...
Debería dormir, sabía eso. Lógicamente. Debería acostarse allí y dejar que el distante sonido de la ciudad lo durmiera. Pero Yoongi estaba cerca, solo unos cuantos metros lejos y necesitaba verlo. No podía sentirlo, así que necesitaba...
Cierto. Podía hacerlo.
Todavía tenía una intravenosa, pero con cuidado logró sentarse y descolgar la bolsa de suero.
Primer paso listo.
El segundo paso era llegar a la silla de ruedas que podía ver en la esquina. Probablemente la dejaron allí para poder transportarlo en la mañana, pero bien podría tomar ventaja. Ponerse de pie, sin embargo, le tomó un esfuerzo gigante y todo pasó en pequeños pasos, tomando muchas pausas para recuperar el aliento o pelear contra las náuseas y mareos. Eventualmente, estuvo de pie, sosteniendo la bolsa de suero en una mano y apoyándose en la cama con la otra.
Cinco pasos. Seis a lo mucho.
Fácil.
Sacudió su cabeza y deslizó su pie derecho hacia adelante. Medio se tambaleó y medio se arrastró por el suelo con piernas temblorosas hasta que pudo tomar la parte trasera de la silla de ruedas. Se sentó lentamente, con los dientes apretados por el dolor que se esparció por su cuerpo, el cual protestaba, y dejó cuidadosamente la bolsa de suero en su regazo.
Listo, listo. Solo tenía salir al pasillo y bajar.
Fácil.
Le tomó unos minutos frustrantes poder llegar a la puerta de su habitación y poder sacar la silla de ruedas al pasillo, con sus dedos torpes y tiesos, con sus brazos doliendo como si hubiera pasado muchas horas levantando pesas en vez de estar casi en coma en la cama, pero al menos era libre. El piso fuera de su habitación estaba piadosamente vacío. Recordó tener diez años en un área mágica en Busan, la única vez que sus padres lo llevaron a una, desesperados para encontrar una forma de deshacerse de lo innatural...de su hijo. Había estado silencioso allí, también. Menos personal, más habitaciones aseguradas...
Tembló y decidió no pensar mucho en ello, enfocándose en empujar la silla de ruedas hacia adelante. Su ritmo era lento (si alguno de los chicos estuviera allí, seguramente se reirían de él) pero firmemente logró abrirse paso. Un nuevo problema se había presentado, sin embargo; no tenía idea en qué habitación estaba Yoongi y no podía simplemente abrir puertas hasta que encontrara la correcta.
Mierda.
Jimin dijo "unas cuantas". ¿Cuántas son? ¿Tres? ¿Cuatro?
Miró los números y el pánico crecía hasta que vio, bajo la placa de la habitación 608, una pequeña pizarra con un nombre escrito en ella: Yoongi Min.
Oh, Gracias a dios.
Dejó salir un suspiro largo de alivio y tomó la perilla de la puerta. Unos cuantos minutos más de maniobras y estuvo dentro. La habitación de Yoongi era un espejo de la suya: una cama, ventanas largas, máquinas, sillas vacías en la esquina. Jungkook las ignoró y fue directamente hasta la cama de Yoongi. Se veía pequeño y pálido, pero Jungkook se sintió aliviado al ver que alguien le puso un suéter, para cubrir sus cicatrices y para mantenerlo cálido. El color se fue de su cabello, drenado con el resto de su magia y sus mechones negros casi tapaban sus ojos.
Seguía siendo una de las cosas más hermosas que Jungkook había visto. Y su pecho subía y bajaba y cuando Jungkook presionó cuidadosamente su mano en el, pudo sentir el latir de su corazón bajo su piel: vivo vivo vivo.
Lágrimas de alivio llenaron abruptamente sus ojos y las limpió con un bufido molesto. Ya había llorado lo suficiente recientemente, probablemente lo suficiente por lo que le quedara de vida. Ambos estaban vivos, ambos (esperaba) iban a estar bien y el resto vendría. Por ahora, entrelazó sus dedos con los de Yoongi, sufriendo por el vacío donde los sueños borrosos de Yoongi deberían estar y lo sostuvo fuerte.
Minutos u horas pasaron así, no estaba seguro, pero Yoongi finalmente se movió. Tosió. Y entonces sus ojos se abrieron y su cabeza se giró y estaba esbozando una palabra, Jungkook-ah, con la mirada cruda y aturdida.
—Hola —susurró Jungkook, con los ojos llorosos de nuevo.
Yoongi se movió, arrastrándose a sí mismo para envolver su mano en la mejilla de Jungkook. Y no había nada, nada, solamente un horrible vacío.
—No puedo escucharte —explicó Jungkook cuando Yoongi frunció el ceño en confusión —Lo siento, hyung. Tengo esos bloqueadores raros. No puedo escucharte.
Su pecho dolía. Todo este esfuerzo, todo este casi sacrificio y no si quiera pudieron devolverle su voz a Yoongi. —Lo siento —repitió —lo siento.
Yoongi sacudió su cabeza, testarudo y juntó sus frentes, enroscando su mano temblorosa en la bata de hospital de Jungkook. Jungkook lo respiró, su calidez, y cuando Yoongi se alejó, estaba pronunciando algo.
Le tomó un momento a Jungkook entender, el poder leer las palabras en los labios de Yoongi: Te amo.
Se río, con las lágrimas aun cayendo, y acunó la cara de Yoongi como lo hizo en el océano. —Te amo, también. Dios, te amo.
Yoongi lo besó; su mandíbula, su cuello, sus mejillas, su sien y finalmente su boca. Cada uno de ellos fue ardiente y cariñoso y Jungkook no quería soltarlo nunca. Yoongi parecía pensar lo mismo, porque tiró la mano de Jungkook y asintió hacía la cama.
Jungkook se quejó mientras se paraba de la silla, ignorando la preocupación de Yoongi e incómodamente se arrastró hasta la cama, agradecido que ninguno de los dos era muy grande mientras se acomodaba junto a Yoongi.
Oh, espera.
—Mierda, espera —se movió y se esforzó hasta que logró dejar su intravenosa en el mueble junto a Yoongi. —Listo.
Yoongi bufó, divertido y luego ayudó a Jungkook a meterse bajo las delgadas sábanas. Encajaron el uno con el otro como si fueran dos piezas de un rompecabezas, con las piernas entrelazadas, el brazo de Yoongi alrededor de la espalda de Jungkook y el brazo de Jungkook alrededor del estómago de Yoongi, con la mejilla de Yoongi sobre la cabeza de Jungkook y la cara de Jungkook enterrada en el hombro de Yoongi.
—Pensé que te perdería —susurró en el cuello de Yoongi —cuando desperté, yo... —no podía encontrar las palabras para el nivel de desesperación, pero Yoongi hizo un sonido de comprensión. Presionó un beso en su cabello. —Nunca más hagamos eso.
Yoongi tocó su espalda dos veces, un acuerdo silencioso.
La cabeza de Jungkook todavía se sentía vacía sin la voz de Yoongi en ella, pero ser sostenido por él era más que suficiente por ahora.
Lentamente, se durmió por tercera vez, arrullado por la respiración calmada de Yoongi.
——
Y fue despertado por una muy furiosa enfermera, acompañada de cinco chicos muy preocupados. Se tomaron turnos para darle un sermón, primero la enfermera, luego Jin y Namjoon, por escabullirse de su habitación y provocarles un ataque al corazón, pero mantuvo su mano en la de Yoongi y no pudo lamentarlo realmente.
Namjoon y Jin debieron sentir esto, porque se dieron por vencidos con dos bufidos de frustración casi iguales y se tomaron turnos para abrazarlos.
—Gracias —murmuró Namjoon en su oído —por salvarlo.
—Siempre —susurró de vuelta y Namjoon sonrió.
Y luego Jimin interrumpió con un sonoro —Jungkook-ah, ¿quieres matarme?
Todavía se veía muy pálido mientras Jungkook se acercaba para abrazarlo fuertemente, también. —Estoy bien, lo prometo.
—Odio los hospitales —susurró Jimin, enterrando sus dedos en la bata de hospital de Jungkook antes de moverse para abrazar a Yoongi, también.
Yoongi acarició su espalda, murmuró una melodía tranquilizadora y Jungkook los miró con su corazón lleno.
Iban a estar bien. Ese fue el primer momento en el que estuvo cerca de estar seguro.
——
El personal médico a regañadientes lo movieron a él y a Yoongi a una habitación doble luego de que Namjoon les informara que Jungkook probablemente iba a escabullirse nuevamente, o Yoongi, si eran separados. Este sí tenía un sofá, al igual que una fila de sillas, así todos estaban cómodos: Jimin con su cabeza en el regazo de Taehyung en el sofá, Hoseok, Jin y Namjoon en un semi círculo.
La tarde pasó borrosa entre dormir y una conversación tranquila. Hablaron sobre la tienda mágica, sobre las consecuencias. Jungkook supo cómo se desmayó en el suelo de la tienda y como Jimin pensó que iba a perderlos a ambos. Lo aterrado que Taehyung estaba mientras esperaban que la ambulancia llegara. Cómo Hoseok los mantuvo con vida con su magia. Cómo Namjoon fue el que los acompañó en el hospital y como Seokjin los convenció de no llamar a los padres de Jungkook e insistió en cubrir todos los gastos del hospital.
—Gracias —susurró Jungkook, asombrado de nuevo por la profundidad de su cariño por él.
—Por supuesto —dijo Jin como si no fuera nada, sus dedos se hundieron en su cabello de forma cálida y reconfortante. —Eres familia, ¿recuerdas?
En la fresca tarde, los doctores volvieron. Querían quitar los bloqueos, les explicaron y revisar el estado de la magia de Jungkook y Yoongi.
—Necesitaremos aislarte —le dijeron a Yoongi y Jungkook odió la expresión resignada que tomó lugar en la cara cansada de Yoongi —considerando la naturaleza de tu magia.
Yoongi asintió, ignorando las protestas de Hoseok y se dejó ser sacado de la habitación. La piel de Jungkook se sentía fría sin su toque, pero tenía que concentrarse en el doctor que actualmente estaba insertando un líquido azul oscuro en su intravenosa.
—Esto suprimirá el bloqueo —explicó.
Jungkook asintitó. Esperó. Un minuto, dos.
Luego, de pronto, muchas cosas pasaron al mismo tiempo:
El mundo lo golpeó: la preocupación de Namjoon fuera de la habitación de Yoongi y Jimin junto a él y a Jin, quien bajó para llenar más papeleo en el primer piso; el constante alivio corriendo a través de los seis chicos que estaban aquí y vivos; los nervios de Yoongi acerca de su magia, su miedo de perder el control de nuevo; el agotamiento de la enfermera pasando por fuera, recorriendo la duodécima hora de su turno.
Voces se escucharon, mezclándose en un mareante remolino: no puedo perder el control no puedo perder el control y dios odio tanto los hospitales demasiada muerte déjenme solos, no pueden ver que no puedo ayudarlos aquí y por favor Yoongi tienes que estar bien por favor estarás bien esta vez estoy aquí siempre estaré aquí y sobrevivimos sobrevivimos pero todos necesitan estar bien por favor que Jungkookie y Yoongi estén bien y maldita magia negra por qué todavía puedo sentirla siempre seré capaz de sentirla es así cómo se sintió Yoongi después de- y esto no es suficiente esto no se siente suficiente pero es lo menos que puedo hacer mierda cual es el número de mi seguro por qué siempre lo olvido -
Jadeó y agarró su cabeza por la intensidad abrumadora de ello. No estaba tocando a ninguno de ellos, pero podía escucharlos a todos en su cabeza y ¿cómo era eso posible? DETENGANSE DETENGANSE POR FAVOR.
Silencio aturdidor. Luego, en una cacofonía de voces: era ese Jungkookie cómo puedo escuchar a Jungkookie y a los demás puedo escuchar a los demás también qué está pasando mierda esto es demasiado mi cabeza va a explotar que mierda está pasando mi magia se siente rara cómo hago que esto pare cómo hago que esto pare-
El doctor gritó una orden que no pudo escuchar por el remolino mental y muchas enfermeras entraron. Jimin, Tae y Hoseok, quienes seguían en la habitación con él, lo estaban imitando, se dio cuenta, encorvados con sus dedos presionados en su sien y con sus hombros temblando y jadeos saliendo de su boca.
Todo se detuvo. Se cortó tan rápido como comenzó y se tiró en la cama con un quejido. Jimin y Taehyung colapsaron en unas sillas cercanas con pequeños gemidos y Hoseok pasó una mano temblorosa por su cara.
—Algo anda mal —anunció el doctor.
—No me digas —explotó Hoseok, con sus ojos todavía con lágrimas.
Se decidió que más pruebas eran necesarias y todos fueron llevados a la misma habitación. Incluido un pálido e inestable Yoongi, aferrándose a la mano de Namjoon fuertemente. Namjoon tenía chamuscado la manga de su sudadera, pero insistía en que no fue culpa de Yoongi. Lo había estado haciendo bien hasta que...bueno, fuera lo que fuese eso. Los doctores y las enfermeras los alinearon y tomaron muestras de sangre, de ADN, de magia e incluso de orina. Luego los pusieron en una habitación cerrada y se apresuraron en salir como hormigas.
Por un acuerdo sin palabras, todos se metieron a las camas de Yoongi y Jungkook. —Tengo miedo —susurró Taehyung en la habitación y Jungkook apretó su mano. Esto era su culpa de alguna forma, estaba seguro y podía sentir el peso de la carga como plomo en su estómago.
Les hicieron pruebas. Y pruebas. Y más pruebas. Pusieron a Jungkook en una máquina de resonancia magnética y luego hicieron un segundo escáner creado para analizar la energía mágica. Le sacaron más sangre. Les quitaron los bloqueos y vieron el mismo resultado: el remolino, el dolor. Les sacaron más energía mágica. Los conectaron a muchas máquinas. Usaron libros y escanees y no podían acercarse a una respuesta de por qué la habilidad de Jungkook se había vuelto loca, incluso después de cuatro días.
Jimin prácticamente estaba subiendo por las paredes en este punto y por fin le pusieron bloqueadores, también, para darle un respiro de los persistentes fantasmas. Todos estaban exhaustos, sin embargo y Jungkook podía sentir un grito frustrado formándose en la parte trasera de su garganta cuando los doctores finalmente cedieron y llamaron a una arcaísta.
(—¿Una qué? —le preguntó Jungkook a Seokjin.
—Alguien que se especializa en magia antigua y anomalías mágicas complicadas —le explicó Seokjin.
—Significa que de verdad no saben qué es esto —dijo Namjoon desde donde estaba perdiendo por quinceava vez ante Taehyung en un juego.
—Y están desesperados —añadió Hoseok, quien descansaba en uno de los sofás boca abajo porque en este punto todos ellos se estaban volviendo un poco locos por estar encerrados. —A la medicina moderna tiende no gustarle el arcaísmo.
—Sí porque se niegan a admitir lo impredecible que es la magia —refunfuñó Taehyung.
—Bueno, esperemos que sepan algo —murmuró Jimin, acurrucado entre Yoongi y Jungkook —quiero irme de aquí.)
La arcaísta era una pequeña mujer con el cabello corto, pero su magia se elevaba, al igual que la de Yoongi y su acento británico afilaba todas las palabras que salían de su boca. En cinco minutos, tenía a todo el personal médico a su entera disposición, trayéndole los resultados de las pruebas realizadas y, en algún punto, té.
—Bah, máquinas —les refunfuñó, apilando los papeles en la mesita a un lado de Jungkook —No pueden decirte todo. Ven aquí, niño —hizo un gesto para que Jungkook se acercara al centro de la habitación donde había dos sillas frente a frente. —Siéntate.
El personal médico se desvaneció y los demás pidieron darle espacio a Jungkook mientras se sentaba en la silla, feliz de que al menos sus piernas se habían estabilizado un poco y el dolor había comenzado a desaparecer por completo. La arcaísta puso su taza de té en las manos de Jungkook y se sentó en la otra silla. Observó, nervioso, como levantaba unos lentes desde su collar alrededor de su cuello y se los puso. Hacían que sus ojos azules se vieran gigantes y de otro mundo y tuvo que intentar no retroceder cuando ella estiró un dedo huesudo para presionarlo contra su sien.
Podía sentirlo, entonces, el poder de su magia. Antigua, pensó. Insondable.
—Relájate —le dijo —solo estoy echando un vistazo.
Se forzó a sí mismo quedarse quieto y a relajarse mientras la sentía hurgando gentilmente en su cabeza, examinando su magia con la suya. Era una sensación extraña, pero no desagradable y el té estaba caliente de forma reconfortante en sus manos.
Eventualmente, volvió a sentarse con un murmullo contemplativo.
—¿Qué? —preguntó Hoseok, junto con los otros un par de metros más allá —¿Qué es?
—No estoy segura todavía. Paciencia. —y luego a Jungkook—ponte de pie, querido. Uno de ustedes tome su lugar, chop chop.
Hoseok fue el siguiente, luego Namjoon, luego Seokjin, Tae, Jimin y finalmente Yoongi. Tomó sus manos con las suyas, levantando sus mangas para poder examinar sus muñecas con cicatrices. Tocó su garganta. —Vaya, has pasado por mucho, ¿no es así, mi chico?
Yoongi asintió y Jungkook sufrió ante la curva cansada de su espalda, por la forma en que su mirada se quedó en su regazo. La arcaísta apretó sus manos y movió sus dedos hasta su sien, tarareando suavemente mientras trabajaba. La magia brillaba en sus dedos contra la piel pálida de Yoongi y su cabello negro. Cuando se sentó un rato después, estaba frunciendo el ceño.
—La tienda de magia negra —dijo y ninguno de ellos se atrevió a preguntarle cómo es que sabía eso —cuéntenme qué pasó.
Seis pares de ojos se giraron expectantes hasta Jungkook. Tragó saliva, de pronto nervioso y jugó con el dobladillo de su suéter mientras explicaba, de la mejor manera en que podía, intentando navegar por el laberinto de la tienda, intentando salvarlos a todos. Expandiendo y atando su magia a lo de los demás y luego la magia de ellos entre todos, esperando que les diera la fuerza para pelear de vuelta.
—Y lo hizo —añadió Jimin cuando el ceño fruncido de la arcaísta se acentuó y el estómago de Jungkook dio un vuelvo —Salvó nuestras vidas.
Taehyung entrelazó su brazo con el de Jungkook, juntando sus hombros en un gracias silencioso, pero no hizo mucho para calmarlo. Hizo algo, en esa tienda y ahora los estaba dañando. Los estaba dañando a todos, tal como sus padres siempre insistieron.
—No tengo ni una duda de eso —dijo la arcaísta, cortando sus pensamientos. Se giró para mirar a Jungkook, sujetándolo con su mirada penetrante. Sintió como si estuviera quitándole sus capas, una por una. —Tienes una magia poderosa, niño. A pesar de que eres imprudente.
—¿Imprudente? —preguntó Namjoon, posando una mano protectora en el hombro de Jungkook.
La arcaísta los escaneó a todos y sacudió su cabeza. —Idiotas imprudentes, todos ustedes. Intentando pelear contra la magia negra, entrando a cosas sin entender las consecuencias de ellas.
Los dedos de Yoongi rozaron la delgada tela de sus pantalones mientras cerraba sus manos en puños en sus muslos. Su cabeza seguía agachada y Jungkook deseaba estirar su mano y tocarlo, pero no estaba seguro de ser bienvenido. No estaba seguro si quiera si podía moverse ahora, con el miedo enroscándose en su estómago y con su corazón en la garganta.
—¿Qué hice? —susurró —Por favor, dígame e intentaré arreglarlo. Haré todo por arreglarlo.
Renunciaría a su magia, si eso era necesario. Los dejaría para siempre, si no podían seguir estando seguros a su alrededor, incluso si destruía su corazón en un millón de pedazos. Cualquier cosa por ellos, quienes lo habían amado tanto y tan fácilmente.
La arcaísta suspiró. —No puedes arreglarlo. Formaron un círculo.
Las palabras no significaban nada para Jungkook, pero Seokjin jadeó, como si le hubieran dado una cachetada y la boca de Hosoek se abrió.
—Eso es imposible —dijo Jimin, frunciendo el ceño —No ha habido un círculo en décadas.
—En cincuenta años, exactamente —dijo la arcaísta mientras asentía —Que nosotros sepamos. Pero siguen siendo posibles de crear. La magia de ello no ha cambiado, simplemente las circunstancias que solía necesitarlos.
Junkook miró a su alrededor, a las caras pálidas, a la forma en que Yoongi se había hundido más en su asiento y se sentía muy confundido. —¿Qué...qué es un círculo?
La arcaísta parpadeó. —¿No sabes?
Jungkook se sonrojó por la vergüenza mientras negaba. Dios, era estúpido, ¿no es así? Pensando que entendía la magia ahora. Pensando que podía usarla bien.
—Jungkookie es nuevo en este mundo —explicó Namjoon, apretando fuertemente el hombro de Jungkook.
La arcaísta murmuró algo como "imprudente e ignorante juventud" y dejó sus lentes en su cuello nuevamente —Necesitaré otra taza de té para esto.
Presionó el botón para llamar en la cama de Jungkook y demandó una taza de té fresca. Y luego les dijo a todos que se sentaran mientras esperaban y Jungkook tomó la oportunidad para arrastrar su silla junto a la de Yoongi. No estaba seguro de qué tipo de intimidad sería permitida aquí, con una extraña, así que no besó el hombro de Yoongi como quería, simplemente puso su mano sobre la de Yoongi. Yoongi dejó salir una respiración temblorosa y abrió su mano, girándola para poder entrelazar sus dedos con los de Jungkook.
—Lo siento —susurró nuevamente Jungkook. Yoongi se veía tan agotado, tan exhausto y no sabía qué hacer para arreglarlo.
Yoongi sacudió su cabeza. Logró sonreír débilmente.
Jungkook extrañaba su voz.
—Está bien —anunció la arcaísta cuando la enfermera regresó con su té —solo voy a explicar esto una vez, así que por favor presten atención.
Habló por mucho tiempo, hasta que la cabeza de Jungkook comenzó a dar vueltas. Explicó que la magia era más fuerte cuando no estaba aislada. Los usuarios de la magia estaban atraídos a otros usuarios por eso, y era la razón por la cual comunidades y vecindarios eran construidos. Y la magia era incluso más fuerte cuando estaba conectada a otra magia. Hace siglos, décadas atrás, cuando quemaban a quienes sospechaban que eran brujas en Salem, cuando llevaron al chamán bajo tierra, cuando purgaron comunidades y prohibieron libros y prohibieron los rituales, la gente estaba desesperada por protegerse a sí mismos, por pelear. Así que formaron aquelarres, lo que requería un lazo de sangre a cambio de más poder, y algunos, los más desesperados, los más atrevidos e imprudentes, formaban círculos.
—Los aquelarres necesitan sangre para ser efectivos —explicó la arcaísta —pero esos lazos pueden ser rotos cuando el aquelarre ya no es necesitado, o cuando alguien quiere irse. Los círculos son diferentes. Es un lazo de magia. El mismo núcleo de quienes son, atado a otra persona. Esto hace los círculos permanentes e irrompibles. Si alguno fuera a quebrar su lazo con el resto del círculo, la reacción mental resultaría en la muerte. De todos los miembros y de uno mismo.
Es por eso, siguió explicando, mientras el pecho de Jungkook lentamente se restringía con pánico, que los círculos eran raros. Casi se habían extinguido. Nadie quería pagar un precio tan alto, hacer un compromiso tan profundo y duradero, donde la única manera de salir era la muerte; la tuya y la de quienes estaban atados a ti. Los dedos de Taehyung se enterraron en su brazo a través de su manga y no se atrevió a mirar a nadie.
Oh dios oh dios oh dios, los encadenó a todos a él de por vida.
—Ahora, esta es solo mi teoría —dijo la arcaísta, tomando calmadamente su té como si no acabara de dar vuelta su mundo por completo. —Pero probablemente la razón por la cual todos ustedes pueden escucharse mentalmente es por las habilidades de Jungkook —su nombre sonaba raro en su boca y lo pronunció mal: JONG-KOOK. Quería vomitar. Los encadenó a todos de por vida a él. —Él formó el círculo, así que él es la ancla. Lo que significa que su habilidad se esparció a todos ustedes, en cierto grado. Si, por ejemplo, el señor Min hubiera sido el ancla, probablemente habrían tenido un poco de su magia elemental.
Un silencio aturdido, tan pesado que lo ahogaba. Jungkook cerró sus ojos, deseando que la tierra se abriera y lo tragara. Solo que eso significaba que todos morirían, también, porque estaban...estaban atrapados a él. Por siempre. Los atrapó sin darles una oportunidad y sus padres tenían razón. Nunca debió abrirse, dejar que su magia creciera. Debió mantenerla en la caja hasta que lo matara...
—¿Qué hacemos ahora? —preguntó Seokjin, notablemente calmado.
La arcaísta se alzó de hombros. —Aprender a usarlo para que no los mate.
Yoongi apretó su mano, pero Jungkook seguía sin poder respirar. No podía respirar. Era un monstruo, les robó sus futuros. Todo lo que pudieron ser, cualquier lugar al que quisieran ir, los envolvió en una cadena mágica y los ató a él y-
La silla rechinó contra el suelo cuando se puso de pie. No podía mirarlos, no podía respirar, necesitaba salir salir salir.
—Jungkook-ah —ni siquiera supo quién lo dijo, quién lo llamó mientras corría hasta la puerta y se tropezaba al pasillo con sus calcetines deslizándose contra la cerámica.
——
Terminó en el techo. Alguien dejó la puerta abierta y salió a la calidez del aire primaveral con sus piernas adoloridas y el pecho pesado. El sol brillaba sobre su cabeza y se sentía como si hacía años no hubiera visto el cielo. Bebió la extensión de el sobre su cabeza, el destello de los rascacielos cercanos e intentó calmarse con ello.
No creía haber arruinado tanto algo antes y lo iban a odiar ahora, estaba seguro.
Todo ese amor que le dieron tan generosamente y él...
Se hundió en el suelo de la orilla del techo, presionando su espalda contra el cemento y presionó sus manos contra sus ojos hasta que dolieron.
Todo este esfuerzo desperdiciado. Yoongi seguía sin voz e intentó salvarlos, pero solo los condenó.
Estaba llorando, se dio cuenta distantemente, lágrimas escapaban de sus ojos cerrados por sus mejillas. Tragó el sollozo que subía por su garganta e intentó pensar más allá de esta desesperación enorme. Quizás había una forma de romper el círculo sin morir. Buscaría en todos lados, si tenía que hacerlo. Incluso si era el único que tenía que morir, ese sería un precio pequeño a pagar para asegurarse que los demás fueran libres. Lo pagaría sin pensarlo, sin dudar. Cortaría su propio corazón de su pecho si eso significaba...
Pasos. Apenas audibles, pero se acercaban. Y se acercaban.
Hundió su cara en sus piernas dobladas y alguien se arrodilló frente a él, un dedo familiar se enterró en su cabello.
Yoongi. (Siempre, siempre Yoongi.)
Yoongi hizo un sonido susurrante, un por favor mírame sin palabras y Jungkook le debía esto, así que levantó lentamente sus ojos para mirar a Yoongi. Debía verse como un desastre, lleno de lágrimas y mocos, pero Yoongi simplemente limpió la humedad de las mejillas de Jungkook con su suéter.
Jungkook deseaba, desesperadamente, poder sentir lo que Yoongi sentía, incluso si también deseaba no tocar su propia magia nunca más.
Yoongi tomó su mano, quitándola de donde apretaba su rodilla y depositó un papel en ella. Articuló un léela. Luego sus labios rozaron la mejilla de Jungkook, la orilla de su boca y luego se puso de pie, retirándose para darle privacidad.
Jungkook-ah.
Perdón si mi letra es terrible, estoy intentando escribir esto lo más rápido que puedo. Nadie puede encontrar mi maldito teléfono.
Estoy asustado. Todos lo estamos. Esta es la parte de la magia que siempre es aterradora. Antigua, una atadura, más poderosa de lo que podemos imaginar. Se siente como una paradoja, ¿cierto? La magia puede matarte, pero moriríamos sin ella. Aunque supongo que es cierto para muchas cosas.
Perdón. Lo que intento decir es que no te culpo. No creo que los demás lo hagan, tampoco. Salvaste nuestras vidas. Recuerdo la playa en Busan. Recuerdo la forma en la que me sostuviste. Perdón por no decírtelo todavía, lo mucho que significó. Nunca nadie me había amado así antes.
Y nunca había amado a nadie así antes.
Y eso no cambiará por esto. Puedo prometerte eso al menos.
Así que toma una respiración profunda. Todos abajo están preocupados porque te aman, también. No dejes de creer en eso, incluso si no puedes sentirlo como lo hacías usualmente.
El fin del mundo es usualmente temporario. Pensé que todo había terminado cuando perdí mi voz, pero la vida continuó. La vida incluso se volvió buena de nuevo. Este es uno de esos momentos: estás en caída libre, como si nada fuera a estar bien de nuevo. Pero estos momentos terminan y vuelves a estar bien y te das cuenta de que eres más fuerte de lo que crees.
Toma otra respiración. Ven a buscarme cuando termines de leer. Cualquiera sea el siguiente paso, lo tomaremos juntos.
Con amor,
Yoongi.
Jungkook leyó la carta dos, tres veces y la presionó contra su pecho y respiró, justo como Yoongi le pidió que lo hiciera. Estaba llorando de nuevo, no sabía cuándo iba a parar, pero estas lágrimas lo limpiaban en vez de destruirlo.
(Iba a comprar una caja, pensó, donde guardaría todas las cartas de Yoongi para poder seguir leyéndolas hasta el día en que muriera).
Cuando ya no sentía que iba a romperse de nuevo, se levantó. Yoongi estaba un poco más allá en la azotea, mirando la torre del Empire State en la distancia y Jungkook envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Yoongi por detrás, apoyandose en su espalda.
—Gracias —susurró en el oído de Yoongi —Te amo. Gracias.
Yoongi se giró para besar su mejilla, dejó que Jungkook llorara en su hombro hasta que se sintió hueco y casi calmado.
Abajo, fue arrastrado en un abrazo de cinco personas casi de inmediato, tan rodeado que no sabía dónde comenzaba una persona y dónde terminaba la otra. Eran solo miembros y calidez de cuerpos y cinco voces intentando darle seguridad, a la vez, de que lograrían superar esto.
—No te sientes mal, Kook —dijo Jimin —estamos vivos gracias a ti.
—Sigues siendo familia —insistió Jin.
—Te amamos —dijo Taehyung con un beso en su cabello.
—Eso podría ser épico, de hecho —dijo Hoseok.
—Y beneficioso —añadió Namjoon.
Jungkook hipó. Sacudió su cabeza. —Por favor no me hagan llorar de nuevo.
Y todos se rieron.
Se sentía como esperanza.
——
La arcaísta se quedó cerca, aparentemente para ayudarlos a aprender a controlar el nuevo lazo que habían formado.
Los bloqueadores se fueron de a poco. Hacia que Jungkook se enfermara, el tener su magia siendo liberada y encerrada una y otra vez y los demás se tomaban turnos para acariciar su espalda mientras se arrodillaba frente al retrete.
Después de dos días, Yoongi pisó fuertemente el piso y exigió, por medio de Hoseok, que el hospital quitara el bloqueo permanentemente y que dejaran que los seis intentaran descifrar todo por su cuenta. El personal médico aceptó, a regañadientes, con la condición de que se quedaran para una última observación de veinticuatro horas.
Las primeras tres horas de esas veinticuatro fueron un caos doloroso, pero gradualmente, lentamente, aprendieron a controlarlo. Aprendieron a separar las voces de los demás, aprendieron a hacer más lentos sus pensamientos. Eventualmente, según la arcaísta, serían capaces de apagar, temporalmente, su conexión, pero eso tomaría tiempo. Por ahora, era solo ruido, pero también habían lágrimas en los ojos de Jimin y un grito emocionado de parte de Tae cuando escucharon la voz de Yoongi por primera vez. Estaba la forma en que Namjoon presionó su frente contra la sien de Yoongi y parecía apunto de llorar cuando susurró "puedo escucharte". Estaba la expresión asombrada y abrumada de Yoongi cuando abrazó a Namjoon de vuelta.
Estaba el sonido de la risa de Seokjin resonando en sus cabezas tres pisos más abajo mientras veía un vídeo tonto que una de las enfermeras le compartió. Hubo llantos de indignación cuando Hoseok dejó una canción pop en sus cabezas. Estaba el peso de todos ellos en el pecho de Jungkook, su felicidad, su miedo, su amor.
Su cabeza estaba llena, a punto de estallar, llena de dolor, a veces, pero no estaba solo y eso era la cosa más importante.
——
La arcaísta dejó una guía teórica antes de irse, escrita en una hoja de papel con letra elegante:
Jungkook es el ancla de su círculo. Solo podrán escuchar los pensamientos de los demás cuando esté cerca. Queda en sus manos descubrir qué tan cerca debe estar para que tome efecto.
Por al menos los primeros meses, necesitan estar cerca. La separación hará que el lazo empeore y les causará dolor. Eventualmente, su magia debería asentarse y no será un gran problema, pero no podrán vivir separados permanentemente.
Más control vendrá con más práctica. Cada círculo es único, deberán descubrir las peculiaridades del suyo.
Su magia será más fuerte ahora y todos deben estar atentos para prevenir la pérdida de control.
Recuerden, si uno de ustedes rompe el lazo, resultará en la muerte de todos ustedes. Traten esto como porcelana delicada y SEAN CUIDADOSOS
No hay mucha investigación en los círculos, pero deberían ser capaces de encontrar investigaciones en el archivo mágico. La librería de Nueva York tiene una grande.
Si alguna vez necesitan ayuda o consejos, dejé mi tarjeta. Estoy fuera de Brooklyn así que siéntase libres de visitar. Haré lo que pueda.
—Esto parece ser muy vago... —murmuró Jimin, quitándole la lista a Jungkook.
—Estamos en territorio desconocido, creo —dijo Namjoon, frotando su sien.
—Está bien —dijo Taehyung, con una sonrisa casi sabia —Vamos a estar bien
—¿Oh? —Hoseok preguntó con una ceja alzada.
La sonrisa de Taehyung creció y miró hacia arriba para mirar el techo. —Tengo un presentimiento.
——
La noche anterior antes de irse, tuvieron una conferencia en el techo. Jungkook prometió servir como un cuidador mental mientras se juntaban en un círculo en el suelo, con sus rodillas tocándose en una larga cadena. El lazo estaba silencioso ahora, lo suficientemente para que Jungkook no se sintiera ahogado, como si lo estuvieran ahogando.
—Así que —comenzó Namjoon, siempre el líder —No hemos tenido tiempo de hablar en la última...semana. ¿Cómo se están sintiendo? Sé que nos podemos escuchar al otro ahora, pero pensé que sería bueno hablar.
—Lo siento —soltó Jungkook antes de poder detenerse —Sé que siguen diciendo que estaremos bien, pero sigo sintiéndolo. Yo...ninguno de ustedes pidió esto. Actué imprudentemente y lo siento.
Jimin lo empujó. —Tú no pediste esto, tampoco. Y supongo que seré el siguiente, en respuesta a Kook. Estoy asustado. Esto es...grande. Quiero decir, no tengo miedo de que alguno quiera romper el lazo, pero, aun así. Tenerlos a todos en mi cabeza es algo grande de procesar. Pero estoy...miren, los amo a todos —dijo, haciendo un gesto por la vergüenza —y no me importa, en serio, de que vayan a estar en mi vida por siempre. Hubiera querido eso de todas maneras.
—Lo mismo —dijo Taehyung, apretando la mano de Jimin —Si fuera a elegir a alguien para compartir mi cabeza, serían todos ustedes.
—Solo estoy anticipando la cara de mi familia —dijo Seokjin, ya riéndose —va a ser genial —sorbió ligeramente —pero estoy bien. Cosas peores pudieron pasar.
—Mucho peores —concordó Hoseok.
—Yo solo... —Jungkook tomó un hilo suelto de la tela de sus pantalones. Miró a Yoongi sentado frente a él. —Siento que no recuperáramos tu voz, hyung. Yo.... Esperaba que pudiera ayudarte, esperaba darte eso.
Yoongi inclinó su cabeza y una sonrisa se dibujó en su rostro, suave y tan cariñosa que golpeó a Jungkook como un puño. Lo hiciste, sin embargo.
Resonó en todas sus cabezas, tan claro como campanas y Hoseok envolvió un brazo alrededor de los hombros de Yoongi mientras Jungkook apenas se contuvo para no cruzar el círculo y besarlo.
Y es por eso que estoy feliz, continuó Yoongi alzándose de hombros. Todos son malditamente ruidosos, pero esto es...bueno. Más de lo que esperé.
—Así que, en conclusión —dijo alegre Taehyung —por si alguien está tomando notas: resolveremos esto y estaremos bien y geniales. Así que podemos dejar de lloriquear o de sentirnos culpables y toda esa mierda. ¿De acuerdo?
De acuerdo, dijeron todos a la vez, un coro llenando la cabeza de Jungkook.
Se quedaron allí otra hora, a pesar del frío , pretendiendo que podían ver las estrellas bajo el brillo de las luces de la ciudad.
——
—¡LIBERTAD! —gritó Taehyung la mañana siguiente, cuando se detuvieron fuera de la puerta del hospital bajo la luz de la primavera, girando en círculos y casi chocando con dos personas inocentes que simplemente intentaban llegar a casa.
—Gracias a Dios —respiró Jimin, cerrando sus ojos y balanceándose —No quiero poner ni un paso en un hospital nunca más.
—Considerando que vivimos con Joonie eso es poco probable —dijo Seokjin.
—Solo he estado en el hospital dos veces este año, sin contar esta —argumentó Namjoon, mirándolo.
—Siguen siendo dos veces más que nosotros —señaló Hoseok con una sonrisa.
—Como sea —suspiró Namjoon —solo vamos a casa.
Casa, pensó Jungkook, un poco mareado, un poco borracho por la felicidad y el alivio. Tenía un hogar.
Los dedos de Jungkook se entrelazaron con los suyos. Los apretaron fuertemente. ¿Está bien?
Esta vez, Jungkook le respondió a través del lazo. Sí. Más que bien.
Yoongi besó su hombro. Bien. Ah, por cierto, deberíamos ir a una cita. Tenemos que hacerlo por estar a punto de morir.
Jungkook se rindió ante la sonrisa que intentaba apoderarse de su boca. Sí. Me gustaría eso, hyung.
Ugh. La voz de Jimin, entrando en sus cabezas. Consíganse una habitación, ustedes dos.
Jódete, respondió Yoongi de vuelta sin perder el ritmo y Jungkook se rió.
Se sentía brillante en su pecho. Como el sol. Fuegos artificiales. El comienzo de un nuevo día.
No sabía qué iban a decir sus padres sobre esto, o cómo iba a arreglar la semana de ausencia en la escuela o qué iba a hacer con su departamento cuando probablemente necesitaba estar más cerca del resto, pero justo ahora, nada de eso importaba.
Justo ahora, la mano de Yoongi estaba cálida contra la suya y los demás estaban hundidos profundamente en sus huesos, como el mar, y no estaba solo.
Sea lo que sea que viniera, no tendría que enfrentarlo solo.  
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winterfable01 · 1 year ago
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¿Para qué sirven los hombres?
Desde el primer año que pasó en la escuela primaria de Charny, a Michel le había impresionado la crueldad de los chicos. Cierto que eran hijos de campesinos, y por tanto animalitos todavía muy cerca de la naturaleza. Pero era asombrosa la instintiva alegría con la que pinchaban a los sapos con la punta del compás o de la pluma; la tinta violeta se difundía bajo la piel del desgraciado animal, que expiraba despacio, por asfixia. Ellos hacían corro, observaban su agonía con los ojos brillantes. Otro de sus juegos favoritos era cortar las antenas de los caracoles con las tijeras de clase. La sensibilidad del caracol se concentra en las antenas, que acaban en unos pequeños ojos. Privado de ellas, el caracol ya no es otra cosa que una masa blanda, sufriente y desamparada. Michel comprendió rápidamente que le interesaba marcar distancias con aquellos jóvenes brutos; por el contrario, no había mucho que temer de las chicas, que eran seres más dulces. Esta primera impresión sobre el mundo se vio reforzada por La vida de los animales, que ponían en la tele todos los miércoles por la tarde. En medio de esa enorme porquería, de esa carnicería permanente que era la naturaleza animal, el amor maternal —o el instinto de protección; en fin, cualquier cosa que insensiblemente y paso a paso llevaba al amor maternal— representaba la única sombra de devoción o altruismo. La hembra del calamar, una cosita patética de veinte centímetros de largo, atacaba sin vacilar a cualquier buceador que se acercase a sus huevos.
Treinta años más tarde, se veía obligado una vez más a llegar a la misma conclusión: no cabía duda de que las mujeres eran mejores que los hombres. Eran más dulces, más amables, más cariñosas, más compasivas; menos inclinadas a la violencia, al egoísmo, a la autoafirmación, a la crueldad. Además eran más razonables, más inteligentes y más trabajadoras.
En el fondo, se preguntaba Michel observando los movimientos del sol sobre las cortinas, ¿para qué servían los hombres? Puede que en épocas anteriores, cuando había muchos osos, la virilidad desempeñara un papel específico e insustituible; pero hacía siglos que los hombres, evidentemente, ya no servían para casi nada. A veces mataban el aburrimiento jugando partidos de tenis, cosa que era un mal menor; pero a veces les parecía útil hacer avanzar la historia, es decir, provocar revoluciones y guerras, esencialmente. Además del absurdo sufrimiento que causaban, las revoluciones y las guerras destruían lo mejor del pasado, obligando siempre a hacer tabla rasa para volver a edificar. Si no se inscribía en el curso regular de un avance progresivo, la evolución humana cobraba un cariz caótico, desestructurado, irregular y violento. Los hombres, con su amor por el riesgo y el juego, su grotesca vanidad, su irresponsabilidad, su violencia innata, eran directamente responsables de todo eso. Desde todos los puntos de vista, un mundo compuesto sólo de mujeres sería infinitamente superior; evolucionaría más despacio pero con regularidad, sin retrocesos ni nefastas reincriminaciones, hacia un estado de felicidad común.
[…]
¿Cómo habían llegado las cosas a ese punto? Hacía unos meses que Victor había cumplido trece años. Unos años atrás hacía dibujos y se los enseñaba a su padre. Copiaba los personajes de los cómics de Marvel —Fatalis, Fantastik, el Faraón del Futuro— y los colocaba en situaciones inéditas. A veces jugaban una partida de Mil Kilómetros, o iban al museo del Louvre un domingo por la mañana. Cuando tenía diez años, para el cumpleaños de Bruno, Victor había escrito en una hoja de papel Cansón, con grandes letras de todos los colores: TE QUIERO, PAPÁ. Ahora se había acabado. Se había acabado de verdad. Y Bruno sabía que las cosas iban a empeorar; que de la recíproca indiferencia pasarían poco a poco al odio. En dos años como máximo, su hijo intentaría salir con chicas de su edad; Bruno también desearía a esas chicas de quince años. Se acercaban al estado de rivalidad natural en los hombres. Como animales luchando en la misma jaula, que era el tiempo.
[…]
—Es difícil imaginar algo más estúpido, agresivo, insoportable y rencoroso que un preadolescente, sobre todo cuando está con otros chicos de su edad. El preadolescente es un monstruo mezclado con un imbécil, de un conformismo casi increíble; parece la cristalización súbita y maléfica (e imprevisible, si pensamos en el niño) de lo peor del hombre. ¿Cómo se puede dudar, después de eso, que la sexualidad es una fuerza absolutamente dañina? ¿Y cómo aguanta la gente vivir bajo el mismo techo que un préadolescente? Mi tesis es que sólo lo consiguen porque su vida está completamente vacía; pero mi vida también está vacía y no lo he conseguido. De todas formas todo el mundo miente, y miente de la manera más grotesca. Estamos divorciados, pero seguimos siendo buenos amigos. Veo a mi hijo un fin de semana de cada dos; menuda mierda. En realidad los hombres no han tenido nunca el menor interés por sus hijos, nunca han sentido amor por ellos, y además los hombres son incapaces de amar, es un sentimiento que les resulta completamente ajeno. Lo único que conocen es el deseo, el deseo sexual en estado bruto y la competición entre machos; y luego, en otra época y dentro del matrimonio, podían llegar a sentir cierto agradecimiento por su compañera cuando les daba hijos, llevaba bien la casa, era buena cocinera y buena amante; entonces les agradaba compartir la cama con ella. Quizá no era lo que las mujeres deseaban, quizá había un malentendido, pero podía ser un sentimiento muy fuerte, e incluso si se excitaban, por otra parte cada vez menos, tirándose a una nena de vez en cuando, ya no podían vivir, literalmente, sin su mujer; cuando ella desaparecía empezaban a beber y se morían en unos pocos meses. Los hijos, por su parte, servían para transmitir una condición, unas reglas y un patrimonio. Esto era así, claro, en las clases feudales, pero también entre los comerciantes, los campesinos, los artesanos; de hecho, en todas las clases sociales. Ahora nada de eso existe: soy un empleado, vivo en régimen de alquiler, no tengo nada que dejarle a mi hijo. No tengo un oficio que enseñarle, no tengo ni idea de lo que hará en la vida; de todos modos, las reglas que yo conozco no valdrán para él, vivirá en otro universo. Aceptar la ideología del cambio continuo es aceptar que la vida de un hombre se reduzca estrictamente a su existencia individual, y que las generaciones pasadas y futuras ya no tengan ninguna importancia para él. Así vivimos, y actualmente tener un hijo ya no tiene sentido para un hombre. El caso de las mujeres es diferente, porque siguen necesitando alguien a quien amar; cosa que nunca ha sido y nunca será el caso de los hombres. Es falso pretender que los hombres también necesitan cuidar a un bebé, jugar con sus hijos, hacerles mimos. Por mucho que lo repitan desde hace años, sigue siendo falso. En cuanto un hombre se divorcia, tan pronto como se rompe el entorno familiar, las relaciones con los hijos pierden todo su sentido. El hijo es la trampa que se cierra, el enemigo al que hay que seguir manteniendo y que nos va a sobrevivir.
--Michel Houellebecq en "Las partículas elementales"
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albertpboix · 1 year ago
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Un mundo violento
Bajo un cielo de invierno, con listones deshilachados de nubes blanquísimas, recibo a mis invitados para la cena de acción de gracias. Uno a uno los abrazo y les explico que este año tendremos como invitados a unos primos de la costa oeste que han sufrido mucho por el CoVID. La mesa para veinte personas fue alquilada por mi mujer con tiempo, quien ha preparado dos sendos pavos, gravy en…
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sayuriiz · 1 year ago
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' porque es mejor para las dos, míranos, estamos discutiendo y discutiendo sin llegar a ningún lado ' el ser ellas contra el mundo. sonaba muy bien, demasiado. admite lamenta esa pérdida, no poder abalanzarse sobre ella, besarle. lo extraña un poco. sin embargo, cuanto más escucha, más incrédula se vuelve ¿en serio esto era una… qué? ¿una escena de celos o lo que sea? ¿la estaba acusando otra vez? ' así que me estás diciendo que si hubiera acudido a ti aquel primer enero y te hubiera dicho, llorando, que acababa de ver como mis peores miedos se hacían realidad delante de mis ojos… ¿me habrías dejado entrar? ¿me habrías contenido o lo que fuera? vamos, en serio. ni ahora me escuchas, porque te contradigo y no es lo que quieres escuchar ' su tono demuestra lo poco que creía en hipotéticos escenario. discusión habría ocurrido de todas maneras. ' binna, estuve sola. necesitaba estarlo. tú habrías tratado de convencerme que estaba loca, quizá hasta lo habrías logrado ¿quién no preferiría acostarse contigo en lugar de pensar? ' rueda los ojos. ' y te doy un punto por ello ' habría seguido aferrándose a falsa seguridad que contraria le generaba cuando, en la soledad de esos días, descubrió necesitaba exactamente lo contrario. caminar por su cuenta, dejar de esconderse aún si eso la ponía en la vereda de en frente ¡que va! ese era tal vez el problema. incluso ahora con todos sus intentos de explicarse, la distancia entre las dos no hizo más que crecer. encontrar un punto medio parece fuera de la discusión. casi quiere golpearse la cabeza o tirarse los pelos de lo imposible que era. ' confío en ti ' si no lo hiciera, ¡ni siquiera estaría allí charlando! ¿no se da cuenta? ¿no aprecia todos sus intentos de hablarle de verdad, aunque salga mal? no la quiere dejar ir del todo. pero se estaba cansando, era como hablar con una pared. ' me ayudaste cuando podías haberme dejado sola, tú… demonios, hasta intentaste sacarme de esa tonta dominación. confío en ti, estúpida. no pensamos lo mismo, pero te sigo queriendo de mi lado, por más estúpido que suene ' acaba soltando bruscamente, alzando la voz en frustración. binna era alguien con quien quería contar, en el fondo lo sabe, solo que quizá diferencias sean demasiado irreconciliables. más cuando no quiere ser ella quien de el brazo a torcer para mejorar situación.
' tampoco se trata de ser mortal o no, se trata de… de ser ' se detiene y fuerza un suspiro, mirándola a los ojos con seriedad. ' todo esto de no sentir, de ser más fuerte, más valiente, más audaz, de eliminar todo lo que se interpone en tu camino y sólo centrarte en ganar ¿merece la pena? ' esa era la verdadera cuestión. antes, ella misma hubiera dicho que sí, lo valía. ahora tenía otra forma de ver las cosas. ' una vez que renuncias a la moral, a los valores, a lo que quieres, a todo. y ganas ese aparente poder prometido, ¿qué pasa entonces? puede consumir todo lo demás que eres y dejarte con las manos vacías al final ' y quería creer que había algo más en binna que impulsos violentos, que ambición, que tonterías ridículas del sabbat que jamás serían verdad ¡o tal vez sólo era una idiota! ' no sé tú, yo no quiero perder más de mí misma en el camino ' sostiene con decisión. sayuri lo tenía claro: quería ser más que la naturaleza que ya aceptaba como propia. viviría, sí, pero a su modo. tal vez fuera una ilusión, y dentro de diez o veinte años podría llegar a pensar de otro modo. una problemática para su yo futuro. en actualidad se contentaba con su recién encontrada convicción de ir noche a noche sin ahogarse en sentimiento de eternidad.
entonces abandona carta perdedora y se abraza a sí misma, sentándose en vieja cama vacía del camarote. la conversación es mucho más intensa de lo que había planeado, así que se toma dos instantes para calmarse. se aparta el flequillo, ladeando rostro a un lado. ' aburrido, pensé que querrías saber mi nombre primero ' el verdadero, al que contraria solía estar tan curiosa de conocer. claro que está bromeando. ' después de alejarnos de los cazadores, volví a mi casa… azumi nunca vino ' empieza, casi con ganas de contárselo todo de sopetón. ' cuando volvió a anochecer, seguía sin haber rastro de ella, así que hice algo muy impulsivo y… ' no puede evitar sonreír con picardía cual rebelde que cometió una travesura. ' quemé la casa con todo lo que había dentro ' una estupidez, algo con lo que fantaseó demasiado tiempo. empezó, antes que nada, por ese estúpido armario llena de prendas que no le gustaban. ' me llevé algo de dinero y objetos de valor antes, por supuesto. he estado vagando por ahí desde entonces ' añade rápidamente. ' pero dudo que esté muerta ' sería demasiado anticlimático que esos cazadores la mataran tan fácil, aunque no se quejaría si así fuera. ' debe estar tramando su próximo movimiento para joderme en algún lugar mientras se recupera, y vendrá arrastrándose de donde quiera que esté, eventualmente. por ahora, no me importa ' iba a hacer lo suyo para mejorarse a sí misma hasta que llegara ese momento, claro que sí. esa noche con los ravnos era su primer intento. ' sobre mi atuendo… ' ahora que se sentía un poco más atrevida, sí se quitó la chaqueta y estiró los brazos a sus costados para darle la mejor de las vistas. ' ¿no estoy buenísima? celebro mi libertad temporal. eso es todo ' en verdad, no le ha guardado nada. aún si es la explicación más rápida y breve que pudo hacer. ' ¿me vas a invitar a quedarme en tu casa como planeamos alguna vez? ¿intentarás disculparte conmigo y arreglar las cosas? ¿o ya todo está demasiado jodido y mejor nos damos una buena última despedida? ' es irónica.
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' dejaste muy en claro que no existe un nosotras. ' esa parte la recuerda muy bien. sí, quizá fue binna quien inició el enfrentamiento con su carácter de mierda y su maravilloso arte para volver todo acerca de ella misma y tomárselo personal, detestando que las cosas no se hagan como quiere, sin embargo sayuri no tardo en juzgarla, señalarla con el dedo y compararla. marco la línea entre las dos, posicionándose como alguien mucho más misericordiosa y empática, transformándola a ella en un monstruo. porque así se sintió, como una bestia horrible y despiadada, cosa que por lo general sería perfecto, convirtiéndola en una vástago fuerte y poderosa, pero que al tratarse de un pensamiento de la otra lasombra fue como recibir un balde de agua fría encima o un puñal en el corazón. retorcido si lo piensa, ¿por eso se enojó tanto? ¿porque revivió emociones que creyó no volver a experimentar? hizo que le importara la opinión de alguien más, que deseara ser diferente para agradarle. ¡que asco! vuelve a pensarlo y más furia recorre su cuerpo. no necesita eso: una jodida debilidad. ' no digas eso, teníamos un pacto, éramos tú y yo contra el mundo y lo rompiste, decidiste joderlo todo, ni siquiera acudiste a mí cuando— ' detiene sus palabras impulsivas y relame sus labios, ¿que hace? ¿una escena de celos? ¿muestra la verdad como si nada? niega con la cabeza y mira nuevamente hacia el frente, frustrada. ' olvídalo. ' finaliza cortante, ojalá no le importara sayuri, pero sí le importa, lo cual no hace más que perjudicarle y molestarle de sobremanera. son emociones con las cuales no logra amigarse. ' nadie. ' como tampoco sayuri le avisó que cambiaría su decisión de buenas a primeras, ni sus padres le advirtieron de los los peligros a los que se enfrentaría antes de que murieran, mucho menos su sire, quien nunca le avisó que la dejaría sola, que no le tendería una mano luego de ser abrazada, todo por puro despecho. la gente es así, impredecible, nunca terminas de conocerles en verdad, y vástagos por más superiores que sean comparten la misma característica. ' tendrás que confiar. ' aunque pueda asegurarle y prometerle cosas sería en vano, si piensa que le haría algo así entonces bueno, ¿que hace ahí a su lado? ¿por qué no se aleja por completo? no va a rogarle que le crea ni a darle explicaciones detalladas y extenuantes. si realmente la cree capaz de manipular su mente y emociones de esa forma no hay retorno para las dos, para su relación de por sí desgastada. ' ¡bingo! ' lejos de concientizar palabras contrarias reafirman su pensamiento. ' ese es el punto, no soy mortal, ni quiero serlo. ' a diferencia de sayuri quien parece no aceptar su nueva realidad y aferrarse a los dejos de humanidad que pueda experimentar, binna abraza su naturaleza, la vive al máximo y al límite, disfruta de moverse con total impunidad. si eso la convierte en una mala persona ante la moralidad de quienes aún tienen sangre corriendo en sus venas, no le interesa, ya no forma parte de su mundo y fémina tampoco, es lo que parece no comprender, lo que siempre ha intentado meterle en la cabeza. regirse por valores de criaturas distintas a ambas no tiene ningún sentido, terminarán siendo aplastadas como ellos. sonríe al ver que ganó, deja la carta a un lado y no lo piensa demasiado ni lo vuelve complicado, observa una vez más cuerpo que tiene enfrente, aquel atuendo tan atípico, y lo señala. ' explícate, quiero saber qué sucedió, cada detalle. ' el por qué se viste así, por qué está de buen humor y como superó aquella crisis que la vio tener en el parque. @sayuriiz
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cchiroque · 2 years ago
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𝟐𝟎 𝐚𝐧̃𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐮𝐞́𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐢𝐧𝐯𝐚𝐬𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨𝐬 𝐚 𝐈𝐫𝐚𝐤, 𝐬𝐞 𝐡𝐚𝐜𝐞 𝐧𝐞𝐜𝐞𝐬𝐚𝐫𝐢𝐨 𝐡𝐚𝐜𝐞𝐫 𝐮𝐧 𝐛𝐚𝐥𝐚𝐧𝐜𝐞.
De: Álvaro Teodoro Collao Tamayo
Hace veinte años la invasión de Estados Unidos a Irak nos reveló la filtración de fotos terroríficas de la prisión de Abu Ghraib en Irak, donde un prisionero sería mostrado encima de una caja rodeado de cables eléctricos que pasan por manos y genitales. O el caso del un veterano norteamericano que tras la invasión no puede dejar de beber agua por el “síndrome del urólogo de la guerra”. O el de los niños iraquíes víctimas de los misiles inteligentes de Estados Unidos.
Hace dos décadas tuvo lugar uno de los robos más impactantes en la historia del país. En el transcurso de 2003 y 2004, un avión de carga transportó 6.600 millones de dólares con destino a la reconstrucción de Irak. Sin embargo, este dinero desapareció misteriosamente mientras estaba bajo custodia, en un momento en que Estados Unidos tenía control sobre el territorio.
Hace veinte años Estados Unidos invadió Bagdad, una guerra en la que Bush daría el discurso de “misión cumplida” el 1 de mayo de 2003, luego de aterrizar vestido de piloto. Diez días después de dicho discurso, un 10 de mayo fecha en la que se recuerda la quema de libros en Alemania en 1933, Fernando Báez presenció la devastación de la histórica Biblioteca Nacional de Bagdad, ya nos anticipaba la poca preocupación por el desarrollo del país. Su destrucción estuvo precedida por un bombardeo con bombas MOAB, la bomba convencional más poderosa que es conocida como “la madre de todas las bombas convencionales”, que destruyó más de 200 edificios y decenas de mercados y negocios.
La Guerra de Irak, lanzada en marzo de 2003 por los Estados Unidos, fue un conflicto militar que tuvo tres principales objetivos (1) derrocar al gobierno de Saddam Hussein y llevar la paz, (2) establecer un régimen democrático, (3) y una economía próspera y libre en Irak. Sin embargo, después de más de veinte años, se puede afirmar que estos objetivos no se han logrado plenamente.
El primer objetivo de la guerra, derrocar a Saddam Hussein, se cumplió después de seis semanas de intensos enfrentamientos. Hussein fue capturado, juzgado y ejecutado en 2006, pero la invasión creó un vacío de seguridad que desató una violencia sectaria en el país, aumentada tras la retirada de las fuerzas estadounidenses en 2011. La aparición del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS) en 2013 empeoró la situación, con masacres, esclavitud y éxodo forzado de miles de civiles inocentes. Hoy en día, Irak es uno de los lugares más violentos del mundo, y la invasión que se suponía que traería la paz al país ha sido una de las causas de su actual inestabilidad.
El segundo objetivo, establecer un régimen democrático en Irak, también se ha visto frustrado. Aunque millones de iraquíes votan en elecciones regulares, la cultura política en el país es de disidencia, debido a que muchas facciones políticas étnico-religiosas vieron la situación creada por la invasión como una oportunidad para radicalizar los divisionismos y sembrar retóricas divisionistas. La élite actual justifica una política autoritaria de control absoluto del poder, reprimiendo fuertemente a la sociedad civil, como demostraron las protestas que en el 2019 dejaron 600 muertos. Según The Economist, Irak ha sido calificado como uno de los peores regímenes políticos del mundo, y la democracia prometida por los Estados Unidos está muy lejos de ser una realidad.
El tercer objetivo, crear una economía próspera y libre, ha sido logrado solo en parte. El PBI real de Irak ha aumentado gracias a la riqueza petrolera, convirtiéndose en la 50° economía más grande del mundo. Sin embargo, la mayoría de la población no se ha beneficiado de esta riqueza, y el país ocupa el puesto 157 de 180 países según el Índice de Corrupción anual de Transparencia Internacional. Además, Irak ocupa el puesto 115 (de 163 países) en progreso hacia el logro de los objetivos del desarrollo sostenible de la ONU, siendo el país de ingresos medios con peor desempeño en el mundo. En resumen, mientras una oligarquía iraquí se lleva la mayor parte de la riqueza del petróleo, millones de iraquíes viven en la indigencia en un país con infraestructura insuficiente y servicios públicos deficientes. La corrupción ha sido la causa de la pérdida de miles de millones de dólares de los ingresos por petróleo, y la población, que ha aumentado significativamente desde la invasión, carece de servicios básicos como agua potable, electricidad y sistemas de alcantarillado.
Hace veinte años, Estados Unidos puso en práctica por primera vez la estrategia militar conocida como "shock and awe", desarrollada en el Pentágono y que consistía en utilizar bombardeos, guerra electrónica y ataques masivos para aturdir al rival y desmoralizarlo. Sin embargo, la historia indica que sucede todo lo contrario, pues los bombardeos rara vez traumatizan y asombran. Más bien enardecen. Hay muchos ejemplos de ello, pero solo recordemos qué pasó en 1940 luego del bombardeo nazi a Londres, no hubo aturdimiento ni inacción, sino todo lo contrario el resultado fue el retiro de Alemania y el encendido discurso de Churchill prometiendo "sangre, sudor y lágrimas". Para 2017, Harlan Ullman, quien acuñó el término "shock and awe", criticaría la táctica militar norteamericana en su libro "Anatomy of Failure: Why America Loses Every War It Starts". En él, explica por qué Estados Unidos pierde sus guerras: (1) desconocimiento de la cultura del rival, (2) falta de preparación para una guerra asimétrica y (3) su excesiva confianza en su tecnología. Las tres aplican para Irak, pues se llevó insuficiente personal especialista para la reconstrucción. La resistencia iraquí en Faluya donde se usó a francotiradores contra soldados norteamericanos, los iraquíes usaban métodos que empleó Norteamérica en la expulsión de los "redcoat" británicos en el siglo XVIII. También, este es un ejemplo en el que la tecnología no le garantizó a Estados Unidos que la invasión de Irak fuera un éxito, sino todo lo contrario.
La guerra de Irak trajo costos que aún no se calculan con exactitud, pero sabemos que Estados Unidos perdió 4,487 militares y 238 tropas de la coalición murieron durante la operación. El costo para los contribuyentes fue de US$ 756 mil millones en gastos militares de 2003-2018. Por otro lado, Irak perdió, según cifras reconocidas por la mayoría de los medios, a 186,000 civiles y un número incalculable de heridos. Al día de hoy, hay más de 9 millones de iraquíes desplazados internamente o se vieron obligados a huir.
Las consecuencias de la guerra de Irak siguen teniendo un impacto negativo en la actualidad, como podemos observar en el conflicto entre Rusia y Ucrania. La invasión de Estados Unidos a Irak, a pesar de la negativa de Naciones Unidas, en nombre de la "guerra preventiva" y su defensa del “mundo libre”, supuso una grave vulneración al derecho internacional. Esta acción ha debilitado la estabilidad y la vigencia del derecho internacional, cuyas consecuencias aún se siguen pagando.
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musicadefondo · 3 years ago
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Sobre sentirme insuficiente
No recuerdo con qué soñé el día en que supe que me habían puesto el cuerno. Sé que lloré toda la noche, o por lo menos hasta que me quedé dormida. Que me quedé en su cama y le pedí que me abrazara, porque no tenía a nadie más a quien abrazar. Que no quise irme a la mitad de la noche por el miedo a que en mi casa lo odiaran por hacerme llorar.
Pero también recuerdo que, en el fondo, no estaba realmente sorprendida. De repente todas las señales estaban ahí, sin que tuviera que formular las preguntas. De repente era obvio, y mucho más que obvio.
Creo que lo más difícil fue, y sigue siendo, aceptar que se terminó. A diferencia de la mayoría, mi exnovio y yo nos conocemos desde los dieciseís años. Nos hicimos mejores amigos a los veinte o veintiuno, y novios unos dos o tres años después. Así que, también de repente, no sólo he tenido que hacerme a la idea de que no somos novios, sino que probablemente nunca fuimos amigos. Mi lógica es simple: un amigo no te miente, no así.
¿Saben? Es que ni siquiera me importa que se haya acostado con otra, en serio. Creo que es natural. Que los seres humanos nos engañamos constantemente pensando que estamos hechos para la monogamia. Sería estúpido suponer que soy la única mujer en el mundo que le resulta atractiva, con las miles y millones de mujeres que hay ahí afuera y que hasta yo misma creo que son más sexys que yo. Es estúpido, y se lo dije: "Esto no es un monopolio, no soy dueña de tus deseos ni de tus sentimientos. Cuando quieras estar con alguien más sólo dímelo, y lo platicamos"
Pero los hombres -al menos los que se parecen a mi exnovio- son estúpidos, y mucho. Quieren complicarse la vida, o hacer lo que les de la gana mientras una cree que está viviendo un romance idílico y perfecto, porque sí, durante mucho tiempo creí que así era. Que nada podía salir mal, porque después de todo éramos mejores amigos, no había secretos entre nosotros.
Nunca fui una novia celosa ni posesiva. Nunca me importó que hablara con sus ex, que saliera con sus amigas o que considerara amigas a sus exnovias. Incluso me parecía una buena señal porque, de algún modo, eso quería decir que habían terminado bien, que no había pasado nada malo entre ellos como para que dejaran de hablarse y que, por lo tanto, no había nada que temer. Además, nos conocíamos desde hacía tanto tiempo que de verdad creí que lo sabía todo.
Una vez, en una clase -en la que estaba mi ex, por cierto- estábamos hablando sobre violencia hacia las mujeres. Recuerdo perfecto que la profesora dijo que la infidelidad era una forma de violencia. Y recuerdo que en ese momento yo no entendía muy bien por qué la infidelidad se consideraba una forma de violencia. Entendía que ser infiel es una forma de romper los acuerdos de una pareja, que es doloroso y demás, pero no entendía porque eso era violento, no sé si me explico.
Un par de años después, cuando me enteré de todo, entendí poco a poco qué había querido decir la profesora; últimamente me ronda por la cabeza un pensamiento espantoso: si ni siquiera tu mejor amigo es capaz de amarte como esperas, entonces nadie lo hará. Nadie. Y entonces caigo en algo a lo que yo llamo "nihilismo emocional". Si nadie me ama, ¨entonces qué importa. De qué sirve el autocuidado si de todos modos van a herirme? Porque no importa que tan honesta o que tan buena, o que tan poco celosa y abierta seas. El resultado es el mismo: vas a salir herida. ¡A la mierda el autocuidado, el elegir mis parejas meticulosamente, el portarme íntegra y honesta! Acabarás sintiéndote insegura, insuficiente, revisando un celular porque crees que es la única manera de estar segura.
No me enorgullezco de haber revisado el celular de mi ex. Pero, sin duda alguna, es lo que me salvó de creer que vivía en un idilio romántico.
El otro día estaba escuchando, respecto al chismesito se Shakira, que ella le revisaba el celular a su pareja. Una conductora de televisión decía que eso estaba muy mal, que no debe hacerse y blablabla. Honestamente no sé qué pensar hoy en día. Mi pensamiento más animal, más inmediato, es que sí le pasó a ella -exitosa, guapísima, millonaria, con el movimiento de caderas más espectacular de la vida- es muy obvio, a un grado evidente, que me iba a pasar a mí.
. Está mal revisar el celular? Por supuesto que sí. Pero creo que es aún peor vivir cuatro años en una relación porque crees que está basada en la honestidad y el respeto, y tener que enterarte de esa forma de que las cosas no son como tú creías.Sé que yo no lo hice gratuitamente, que no llegué a ese punto sólo porque sí, que no estoy loca Es extremadamente violento acabar sintiendo que, sin importar cuanto digan amarte, incluso cuando lo demuestran, puedes salir herida.
Mi ex no es la clase de tipo que crees que te traicionará, todos mis amigos me lo dijeron. Es un sujeto tranquilo, demasiado. En general -salvo unas cuantas excepciones- solía caerle bien a mis amistades. Fuimos amigos durante años, hablábamos todo el tiempo, debatíamos sobre todo, nos reíamos durante el sexo. Lo extraño, lo admito.
Pero me extraño más a mí misma, a la persona que fui antes de sentir que nunca voy a ser suficiente, ni siquiera para mi mejor amigo.
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